El 43,48% de los conductores a los que se tomó muestras de saliva para determinar si habían tomado alguna droga dio positivo durante la última campaña realizada por la Dirección General de Tráfico en la provincia en las vías interurbanas y travesías, entre el 1 y el 7 de junio pasados.

Los infractores se enfrentan a una sanción administrativa de 1.000 euros y a la pérdida de seis puntos del carné de conducir, una penalización que explica porqué el eslogan de esa campaña era precisamente "el porro más caro del mundo".

En concreto, diez de los 23 conductores zamoranos a los que se les analizó la saliva habían ingerido algún tipo de drogas, cifra que sitúa a Zamora como una de las tres provincias de Castilla y León en las que más sanciones se impusieron por esta causa, tras León, con 16 infractores; y con el mismo número que Palencia, una decena.

Se trata de una cifra muy significativo, si se compara con la estadística relativa a las infracciones de zamoranos que circularon bajo los efectos del alcohol, que fueron un total de 21, pero en porcentaje respecto de los sometidos a la prueba están muy alejado del uno.

Así, los conductores que tomaron drogas antes de coger su vehículo fueron la mitad de los multados por hacerlo tras haber bebido alcohol. El dato llamativo es que la Guardia Civil ordenó "soplar" a 3.178 ciudadanos que conducían y resultó que solo el 0,66% lo hacían bebidos.

La Ley de Seguridad Vial castiga con dureza a unos y otros, de modo que, a quienes se colocan al frente de un vehículo con una tasa de alcoholemia que supere el 0,50 gramos por litro de alcohol en sangre y el 0,25 miligramos por litro en aire espirado para conductores no profesionales ni noveles tienen que abonar 500 euros y pierden cuatro puntos del carné si no son reincidentes, caso en el que pagarán el doble de multa y se les restan seis puntos. La provincia de Zamora está entre las seis de Castilla y León con mayor número de pruebas de alcoholemia con un resultado positivo.

La Dirección General de Tráfico recuerda que el consumo de estas sustancias multiplica el riesgo de sufrir un accidente, con resultados de lesiones con el peor pronóstico y mayor riesgo de mortalidad. Y es que provoca graves problemas de percepción, de atención, de control y de coordinación en la persona que ha ingerido bebidas alcohólicas, además de incrementar la somnolencia. Los expertos apuntan que el tiempo de reacción cuando surge un imprevisto en la carretera aumenta respecto a cuando se conduce totalmente sereno y que la velocidad a la que se circula se percibe como menor a la que realmente se va. A los problemas de visión, se suman los de percepción de las distancias, lo que supone otro riesgo para la seguridad vial.

La sanción administrativa pasa a ser una infracción penal cuando en la prueba el conductor supera la tasa de 0,60 miligramos por litro en aire espirado y de 1,2 gramos en litro de sangre, lo que se penaliza con prisión de entre tres y seis meses o multa de seis a doce meses o trabajos en beneficio de la comunidad de 30 a 90 días, y privación del derecho a conducir de hasta cuatro años.