"El regreso a la medida" es el cuarto libro del escritor zamorano Agustín de Andrés Ferrero, que prueba por primera vez con los microrrelatos en prosa poética. Hoy estará en la Feria del Libro de Benavente para contar cómo fue el proceso de creación de su libro, nacido de las historias de los pueblos de la Carballeda. 2

-¿Qué ha querido enseñar con "El regreso a la medida"?

-Es un libro que se compone de cuarenta y ocho relatos breves y cuánticos, algunos de ellos aforismos. Es un regreso al principio del barro, a la medida del tiempo. Es un homenaje a todos esos pueblos de Castilla y León habitados por personas que están calladas y que forman parte, como decía Unamuno, de la intrahistoria. Cuando te acercas a ellos tienen mucho que contarte, por eso en la dedicatoria hablo de esos pueblos "mendigos de voces calladas que me dieron de escribir", porque son ellos los artífices. A veces la historia es la que te cuentan, pero otras es solamente una palabra o una imagen la que te transporta.

-¿Cómo nace la idea de escribirlo?

-Hace dos años me tomé un año de excedencia y era el momento de volver a mi infancia, a mis pueblos. Yo soy de Molezuelas de la Carballeda, pero también fui a Nogarejas, Castrocalbón, Jiménez de Jamuz, San Pedro de Ceque, San Pedro de Zamudia, Micereces... Pueblos que siempre tienen algo que contarte. Enraizas con la lírica tradicional que, por otro lado, tiene variantes diatópicas en las que aparecen otros nombres o lugares, pero las historias siguen siendo las mismas. En casa tengo a mi hermana Emiliana que es mi nutridora y que me va haciendo familiares las historias que componen el libro, un regreso a mi medida, a la de todos nosotros, donde la memoria ya tiene más cabida que las pasiones y donde la dimensión del olvido acaba siendo una realidad escrita. Al fin y al cabo, escribir no es más que una recreación de lo que fuimos.

-¿Ha sido difícil recopilar estas historias?

-Ha habido momentos en los que cogía el coche, aparcaba en pueblos desconocidos y me sentaba en un banco a escuchar a la gente. Te preguntan quién eres, de dónde vienes, qué haces allí... No ha sido difícil, al contrario, son personas que desbordan lo que son y han sido y les gusta que los escuchen. Estamos en una sociedad en la que la gente oye y no escucha y en la que, cuando dejas de ser productivo, te olvidan. Estas personas son muy entrañables porque son la tradición y la sabiduría y les tengo un respeto especial. Me he pasado muchos momentos con ellos y pienso seguir haciéndolo porque aprendo mucho de ellos.

-Su anterior libro, "El cantar de las hoces corvas" hablaba de lo mismo, en cierta manera.

-Era un homenaje a los ciegos que cantaban coplas por los pueblos. En este caso es prosa poética porque no quería caer en el costumbrismo localista. Sí usas parajes costumbristas locales pero dándole siempre una simbología o una referencia de lo que somos en realidad, no tanto de esos pueblos como de la identidad de cada uno. He querido elogiar a los pueblos callados de los que nadie se acuerda y a esas gentes sentadas en la plaza desde amanecer hasta el último momento del día y a los que no se escucha.

-¿Podría decirse que es su continuación en prosa?

-Siempre es una continuación porque "Recortes de poema" también fue un viaje hacia ese desván donde el tiempo y la memoria se amalgaman. Todos los que escribimos sabemos que las palabras prefieren no contar sino acudir a la memoria para que ella cuente y, en el momento en el que hurgas en ella, la memoria te devuelve al pasado. En estas historias te dueles de la vida porque recuerdas y hay seres queridos que se han ido, pero cuando quieres saber el pasado te lo da en forma de cuento, de historia. Todos los que usamos las palabras sabemos que todo es el siguiente capítulo, el siguiente episodio, el siguiente cuadro.

-Reside en Barcelona. ¿Mantiene su vinculación con la tierra natal?

-Cada vez más. Cuando eres joven, la pasión por la aventura, la magia por descubrir la vida, te lleva a grandes urbes y ciudades como Barcelona. Después en ese tiempo establecido que tenemos, te va llevando cada vez más a la raíz, a lo que fuiste y a lo que eres. Sobre todo con mi año de excedencia me he resituado y he aprendido a amar aquello que tenía olvidado. De hecho, estoy elaborando el segundo tomo de estas historias, pero desplazándolas hacia fuera e intentando engarzarlas con el resto porque la realidad que tienen en Zamora la tienen en los pueblos de Lleida o de Tarragona. Todo lo que tiene que ver con mi raíz, mi intrahistoria, me importa mucho y me gustaría potenciar mucho ese aspecto de Zamora porque creo que el aspecto cultural en estos pueblos está un poco olvidado y dormido.

-¿Es muy distinto contemplar la realidad de estos pueblos desde el punto de vista del emigrado?

-Es curioso. Por un lado, allí eres de Zamora, una ciudad casi mitológica y muchas veces desconocida, aunque sea una ciudad única en el mundo. Aquí soy el de Barcelona, por lo que estás en terreno de nadie. La mirada se vuelve a veces incisiva, sobre todo con ciertos temas, pero me encuentro bien en los dos sitios y sabiéndome de aquí. No quiero decir que el ser de uno u otro sitio sea lo que más importe, porque soy una persona muy cosmopolita que se fija en el ser humano en toda su dimensión. Si eres de aquí, sientes un amor especial por esta tierra y es lo que trato de reivindicar estos aspectos universales.

-Es su primera publicación en prosa.

-Sí. Siempre digo que soy un poeta menor con vocación de olvido siendo en verso la vida. Este libro es poesía, otra cosa es que la prolongue hasta el final, pero casi siempre dejas escapar la forma, el ritmo y la enjundia de la poesía. Me he encontrado muy cómodo con esta forma nueva de hacer las cosas.

-Lo ha presentado en San Pedro de Ceque y hoy hace lo propio en Benavente, cerca de la zona donde están recogidas las historias.

-Mi intención es presentarlo en los pueblos donde convergen estas historias. Se habla mucho de los ejemplares vendidos, pero a mí lo que me satisface es escribirlo, me dan igual las ventas. Soy autoeditor así que, aunque estén en algunas librerías, lo que me interesa es que mis libros estén en las bibliotecas y bibliobuses. Mi intención es compartir los libros, no venderlos, por lo que no me gusta hacer presentaciones que den la impresión de que quiero que la gente lo compre cuando en absoluto es así. Hago una excepción con este porque quiero compartirlo ya que creo que en los pueblos donde ocurren estas historias tiene un interés especial. Más que nada, lo presento para hacer un homenaje a las personas que salen directa o indirectamente en este libro, tanto los que han contado como los protagonistas.