Mientras el suelo de los montes de la Raya está todavía caliente después de que ayer se declarase oficialmente extinguido, el pequeño lobezno que hace una semana se convirtió en el protagonista del trágico suceso que calcinó más de mil hectáreas de terreno en la frontera de la provincia con Portugal continúa recuperándose de las quemaduras que le alejaron de su hogar y su familia en los montes zamoranos.

Después de que el cuerpo de agentes medioambientales lo rescatara perdido y aturdido huyendo de las llamas, el pequeño lobezno, aún sin nombre, fue trasladado al Centro Temático del Lobo, en la localidad sanabresa de Robledo. Allí, el equipo veterinario del centro le trató de sus heridas y le vendó las patas ya que, al intentar escapar de las llamas que estaban devastando su hogar, el lobezno se abrasó completamente las almohadillas. En Sanabria, a kilómetros de su hogar, permanece todavía el animal superviviente.

Aunque aún continúe recuperándose de las quemaduras, en el horizonte comienza a plantearse varias preguntas clave sobre el futuro del peludo protagonista de esta historia. ¿Qué pasará con él dentro de unos meses cuando ya esté bien? ¿Podrá volver a casa? ¿Encontrará a sus padres? Por el momento, aún nadie ha dado respuesta a estas cuestiones pero, desde las asociaciones ecologistas de protección de la naturaleza y de los animales, ya comienza a solicitarse que, cuando el pequeño esté bien, vuelva cuanto antes a su hogar o a la zona más próxima a donde fue encontrado.

Ese es el deseo que expresa, por ejemplo, Theo Oberhuber, coordinadora de proyectos y campañas de Ecologistas en Acción, la asociación que aglutina a más de trescientos colectivos ecologistas distribuidos por toda España. "Evidentemente, creemos que el lobo tiene que recuperarse de sus heridas, un proceso que será más o menos corto, pero que solamente puede tener un final: su liberación", expresan desde el colectivo. Así, desde Ecologistas en Acción piden que se siga "el protocolo habitual y que se suelte al animal en condiciones óptimas". "Tiene que liberarse en la zona donde fue encontrado porque si se soltase en otro lugar podría tener problemas de adaptación y podría correr algún riesgo si intentase regresar a su casa", comenta Oberhuber.

El lobo, fuera de la jaula

La organización ecologista rechaza de plano la posibilidad de que el lobezno rescatado permanezca en el Centro donde ahora se encuentre una vez esté recuperado. Cabe recordar que en el mismo lugar se encuentra todavía su compañera "Brasas", la lobezna que fue rescatada en el incendio de Castrocontrigo en 2012 y que aún cojea debido a las heridas que sufrió entonces. "Estamos completamente en contra de que pueda quedarse en cautividad en el centro donde se encuentra ahora o en otro similar. Nos oponemos a la cautividad porque no hay razones para que esta especie viva así", manifiesta la responsable de proyectos de la organización. De la misma manera, critica la existencia de ejemplares en cautividad en centros de interpretación como el que existe en Robledo donde se encuentran ahora mismo los dos lobeznos. "Hay que trasladar el conocimiento del lobo en su medio natural, el monte, no en una jaula", asevera.

Por el momento, el futuro del lobezno cuando se cure es una incógnita. Ojalá, dentro de unos meses, el ser humano, que le salvó de las llamas, pueda devolverle la vida dejándolo en su casa -o a lo que queda de ella- para que sus aullidos vuelvan a retumbar en los montes de la Raya.