Cuando suena el "clin" de la moneda caer sobre el bote de la propina es un momento en el que la hucha de los beneficios comienza a subir. Un plus de dinero que los clientes dejan en compensación por el buen servicio recibido. Pero la cultura de la propina en los comercios locales se pierde día a día.

La crisis también afecta a la situación social y económica de las personas. Y los bares zamoranos., ¿notan un crecimiento en las propinas de los clientes?

En la Avenida de las Tres Cruces, la camarera Cintia, de un establecimiento cercano a la estación de autobuses, asegura que "los clientes cada vez se portan peor con las propinas y seguirán bajando para los próximos meses. Tampoco espero que suban para agosto".

En uno de los locales de la plaza del Maestro, la trabajadora Alicia González comenta que no se quejan de sus clientes, pero "las personas que más dejan en este bar son los ingleses y los alemanes. Los franceses no mucho y los españoles todavía menos". Y respecto a las propinas de otros años, "más o menos igual". Añade, además, que "en verano siempre hay más dinero que durante el invierno, pero también tenemos más personal y tocamos a más personas para repartir, así que nos quedamos igual".

En la calle de Pelayo, una camarera dice que "los clientes españoles son agarrados, y más respecto a veranos anteriores, y la mejor clientela, los alemanes.

El dueño del bar de la calle de Sotelo, Lorenzo Fernández, asegura que "la clientela se porta fenomenal en mi bar, aunque ha bajado en comparación con otros años", y "son más espléndidos los extranjeros que los de aquí, pero también ahora la gente tiene menos dinero y deja lo que puede".

Nuria Iglesias, la empleada de un bar situado en la Plaza Mayor de Zamora, una de las zonas más visitadas de la ciudad, detalla sobre la clásica propina que "los clientes cumplen de forma regular, algunos mejor y otros peor. Está claro que los extranjeros se portan muy bien, pero vivimos del turismo y esperamos que en agosto también suban".

En un local cercano a la plaza de Viriato comenta una camarera, Sara Alonso, que los clientes se portan muy bien, evidentemente algunos mejor, pero de forma general obtienen un buen plus por consumición y ahora reciben más que durante otros años. "Algunos extranjeros siempre suelen dejar el 10% de lo que se hayan gastado", subraya. Este bar es de los pocos que pueden afirmar que las propinas que tienen son mejores ahora que en años anteriores. Está claro que una propina se deja de forma voluntaria, pero se puede analizar que tras varios años de crisis en los comercios locales también han notado un reajuste de carteras en su clientela. A lo mejor, lo que hace unos años se dejaba una gustosa propina, se ha convertido más bien en una humilde situación para los bares que deben seguir trabajando para no perder clientela.

Sin embargo, la esperanza planea y hay algunos que empiezan a notar el despunte de la crisis con más beneficios que otros años. Quizá la prueba de que la cultura de bar siempre estará presente. A ser posible con ración de propinas.