Cuna de Pascual Mezquita y de Félix López "El Regio", la Escuela de Tauromaquia de Zamora vivió sus momentos más gloriosos hace justo cincuenta años. Medio siglo, una fecha de que se antoja muy lejana y que se magnifica si se tiene en cuenta que Zamora fue entonces epicentro del toreo nacional, pues contaba con la única escuela de toreros de España. Hoy, medio siglo atrás, los zamoranos llenaron los tendidos de la plaza de toros de la capital para presenciar la segunda edición de "Oportunidad", ciclo nocturno organizado por Manuel Martínez Molinero -impulsor de la escuela- precisamente para eso, para dar una oportunidad a los jóvenes que se formaban en el arte del toreo.

"Recuerdo mejor aquellos años que lo que pasó hace dos días", apunta Felipe Alejandre, "El Patata", uno de los triunfadores de aquel ciclo taurino. Dos orejas en la primera tarde y una vuelta al ruedo en la segunda. Había torero. O más bien toreros, porque la Escuela de Tauromaquia de Zamora contaba por aquel entonces con cuarenta chavales, cuatro decenas de jóvenes que aspiraban a seguir los pasos de figuras como Antoñete, que ya había tomado la alternativa y que aquella tarde actuó como director de lidia en Zamora. "Muchos nos quedamos por el camino, era y sigue siendo un camino muy duro".

Conviene, justo hoy, poner en valor la figura de Molinero, "un hombre que no quería hacerse rico, su sueño era formar en su escuela a tres toreros que un día hicieran el paseíllo en Las Ventas, y lo consiguió". La escuela, que fue fundada en 1964 y que desenvolvió su actividad hasta 1969, fue el germen de lo que hoy en día se entiende por formación para matadores. Las repercusiones de la escuela taurina de Zamora rompieron entonces fronteras hasta el punto de que acudían a Zamora personas interesadas en impulsar iniciativas similares en todo el país. A Zamora llegaban toreros de las provincias vecinas, de Madrid, de Colombia e "incluso un alemán", recuerda ahora Felipe Alejandre.

Los chicos saltaban entonces al ruedo "sin haber matado ni siquiera una becerra", recuerda el novillero. Como ahora, los comienzos eran difíciles. "El día que toreamos fuimos a Madrid y alquilamos el vestido por 1.500 pesetas de entonces, un dineral, en la sastrería de toreros "Nati". Eso era afición".

A imagen y semejanza de Zamora surgieron escuelas en Valencia, Albacete, Alicante, Jaén, Salamanca, Córdoba, Cádiz, Nimes o Dax (en Francia). Alumno de la escuela de Zamora fue también Enrique Martín Arranz, conocido hombre taurino que ha apoderado, entre otros, a Joselito y a José Tomás. Ahí es nada. De la colaboración entre Martín Arranz y Molinero surgió la Escuela Nacional de Tauromaquia de Madrid, la más importante de España. De ahí salieron José Cubero "Yiyo", "El Juli" o el propio Joselito. En cierta medida, su éxito se debe a la innovación que un día decidió acometer Molinero en Zamora.

"Siempre se preocupaba de que los chavales que venían a Zamora tuvieran un trabajo, no quería llenar la calle de chicos sin oficio y que la gente hablara de él", asegura Felipe Alejandre sobre Molinero. "Nos educaba en valores, hacía hombres, y después toreros". Hoy puede decirse que consiguió ambas cosas.