Carcajadas e imaginación. El espectáculo de Karim, que abre la edición de este verano de Noches de Humor en el Castillo, combina monólogos y magia para sorprender al espectador y arrancarle una sonrisa. Forjado en la Escuela de Magia de Juan Tamariz, uno de sus ídolos de infancia, este asturiano, que hizo de su afición su oficio, aplaude la buena salud de la que goza la magia española en la actualidad.

-¿Qué se va a encontrar el público en su espectáculo "Magia cómica" que se presenta esta noche con el Castillo como escenario?

-He estado en Zamora en anteriores ocasiones, en este ciclo y también en las Jornadas Internacionales de Magia. En este espectáculo se van a encontrar sobre todo humor. Yo hago magia, pero me centro mucho en el humor. Es una mezcla de monólogos y magia visual, en constante interacción con el público.

-¿La interacción es esencial en sus actuaciones?

-Por supuesto, pero también es cierto que hay espectáculos en los que no necesito la ayuda de ningún espectador. Eso también se está viendo sobre la marcha, porque hay diferentes públicos, más o menos participativos. Depende de cómo esté el ambiente en ese momento.

-¿Qué es lo que diferencia a su espectáculo de magia de otros?

- Yo mezclo el monólogo puro y duro, porque también soy monologuista y he grabado varios programas en la Paramount Comedy. No solo hago magia con humor, sino que cuento varias historias durante el espectáculo. En mi caso particular, la magia va al servicio del humor y no al revés, como suele ser habitual. Normalmente los magos utilizan el humor como recurso y yo uso la magia como medio para el humor.

-¿Existe una evolución en la magia o todavía los viejos trucos siguen asombrando al público?

-Considero que hay una evolución muy grande. Recientemente se ha celebrado el Campeonato de Mundo de Magia y un español, el madrileño Héctor Mancha, ha sido galardonado con el Gran Premio Internacional, algo que hacía más de treinta años que no pasaba. También hay varios magos españoles con premios internacionales en diferentes campeonatos del mundo, así que la magia española está evolucionando y muy rápido, aunque el público tenga sus estereotipos en la cabeza. Hay un crecimiento, pero en la mente de la gente todavía se sostiene la idea de esa estética antigua, aunque realmente esté cambiando.

-¿Cómo debe ser el espectador de magia para los espectáculos actuales?

-Para mí, el espectador ideal es el que se ilusiona y se deja sorprender, el que no va a pillar el secreto, sino que simplemente va a disfrutar de lo que está viendo sobre el escenario. Creo que el espectador en general, ya sea para magia, humor o teatro, debe dejarse sorprender. Aunque es cierto que el público español es muy de extremos y o desmerece muy rápido o se alucina muy rápido. Lo que hay que hacer es disfrutar de lo que te están ofreciendo y estar abierto y receptivo.

-¿Cuándo se dio cuenta de que la magia dejaba de ser para usted un entretenimiento y pasaba a convertirse en una forma original de ganarse la vida?

-Lo cierto es que actualmente es mi trabajo porque nunca me lo planteé así, nunca pensé que pudiera vivir de ello. Fue algo realmente casi circunstancial. Comencé a estudiar una carrera pero tenía tanto trabajo de mago que llegó un momento en el que tuve que decidir, porque eran incompatibles. Y para disgusto de mis padres elegí la magia, aunque luego se alegraron incluso más que yo.

-Una de las escuelas donde aprendió magia fue en la de Juan Tamariz, ¿qué ha significado este profesional conocido y reconocido en su carrera?

-Se trata de un icono, un ídolo y un mago extraordinario. Cuando eres pequeño necesitas una persona así, como ocurre ahora con deportistas como Rafa Nadal, Fernando Alonso o Pau Gasol. Juan Tamariz era el ídolo de nuestra generación y sobre él proyectábamos el deseo de ser como él. Creo que por eso hay una generación de magos españoles excelente, gracias a ese reflejo, al igual que habrá en un futuro próximo grandes deportistas, porque tienen un espejo en el que reflejarse.

-¿Y usted a quién admira en la actualidad?

-La verdad es que no admiro a nadie en el sentido de querer parecerme a un mago en concreto, pero sí admiro a muchos simplemente por el valor que tienen aquellos simplemente por subirse a un escenario. Creo que en España hay muy buenos magos y tengo muy buenos compañeros, pero hay muchas especialidades de magia, desde cómica hasta con cartas así que hay muchos caminos en diferentes categorías.

-¿Cuál es su truco soñado, con el que dejar al público con la boca abierta?

-Por supuesto el de volar, me encantaría hacerlo y mira que lo intento muchas veces, pero no me elevo más de veinte centímetros y me voy al suelo en seguida (risas). Pero seguiré practicando hasta conseguirlo.