El vinagrillo, una planta muy común en las áreas costeras de la Península Ibérica tras su introducción desde Sudáfrica, es el germen de la investigación de posdoctorado que está realizando la zamorana Victoria Ferrero Vaquero, como continuación del primero, realizado en la Universidad de Coímbra y centrado en las plantas invasoras. "En su rango nativo se reproduce sexualmente, pero en los rangos introducidos, como la Península Ibérica, la especie se comporta como un clon, reproduciéndose solamente por bulbos que son idénticos a los individuos de los que proceden. Lo que investigo son las características particulares que favorecen con estos clones en las áreas invadidas y el efecto que tienen estas plantas sobre las nativas durante el proceso de invasión", resume la científica, que ahora desarrolla su trabajo en la Universidad de Toronto, en Canadá.

Viajera de corazón

"Una de las razones por las que elegí la carrera investigadora fue la oportunidad de viajar", confiesa la zamorana, licenciada en Biología por la Universidad de Salamanca y cuyo pasaporte le ha abierto las puertas de países como Chipre, Grecia, Marruecos, Argentina, Cuba, Mozambique, Australia, Brasil o California. "Son una viajera compulsiva", se describe.

En estos dos últimos años, Toronto ha sido su hogar. La elección se basó "en la calidad de sus investigadores en mi área de trabajo, que es la ecología y la evolución de las plantas", detalla. Lo que más aprecia de allí es su multiculturalidad. "Es increíblemente diversa y los barrios son espectaculares y distintos, parecen ciudades diferentes, donde todo cambia, desde la arquitectura hasta la gente en la calle", valora. Su día a día apenas le deja tiempo para echar de menos Zamora, "salvo la familia y los amigos", puntualiza. Madruga para ir a la universidad en bicicleta y le gusta cocinar en casa, con alimentos que ella misma compra en las pequeñas tiendas del barrio italiano en el que vive. "En casa también paso mucho tiempo en el jardín, sobre todo ahora que hace calor. Tenemos un huerto con lechugas, acelgas y tomates, además de otras plantas, y me relaja mucho cuidarlo", relata. Los planes se completan con "perderse" con la llegada del buen tiempo por las calles de Toronto, salir de cañas con los amigos y disfrutar de las barbacoas, "algo muy norteamericano", subraya.

Aunque reconoce que hay algunas aspectos del sistema de Estados Unidos que no comparte, considera que algo de lo que se puede aprender es de su eficiencia en general. "Por ejemplo, en investigación son menos burócratas y facilitan la actividad científica, cosa que a veces no ocurre en las instituciones españolas", compara.

Cambio radical

Consciente de la situación de la investigación en España, desde su experiencia considera que "el sistema necesita un cambio radical desde la base. Y este llega a la enseñanza superior, a las universidades. Los títulos cada vez están más desprestigiados, en parte por la alta oferta de licenciados en el mercado laboral, pero también por la calidad de la enseñanza universitaria en sí misma". Para esa ansiada transformación "es necesario que en el gobierno haya personas que conozcan y estén comprometidas con el mundo científico, para que sepan cómo solucionar la problemática actual. Quizá esto ocurra con los nuevos vientos que soplan", anhela. Un giro en el que también tiene que entrar el fomento del flujo de comunicación entre el mundo científico y el no científico. "Es primordial hacer entender a todas las personas la importancia de la investigación y el progreso en cualquier área de conocimiento", finaliza.