-¿Cuáles cree que son los principales problemas que encuentran los artistas para exponer en Zamora?

-Estoy viendo que desde las instituciones se ponen muchas trabas y no se facilitan las cosas. Hay un grandísimo potencial de espacios y de gente que crea, pero no hay intención de difundirlo. No es una cuestión de que seas amigo o no lo seas, sino que hay dejadez general. Es un problema de fondo, aunque en los tiempos de crisis parece que las instituciones se aferren a que no hay dinero, se pueden hacer cosas con muy pocos recursos y no se está haciendo nada desde las instituciones. Antes, los bancos se preocupaban por difundir la cultura como obra social, pero ahora ya no lo hacen. Organizar una exposición al final el desembolso es sobre todo para el artista, porque, para el espacio, el gasto es mínimo y solamente va en conceptos de luz y demás, por lo que se podrían hacer cosas muy interesantes. En Zamora se está moviendo mucho en el turismo, y las exposiciones serían otro gancho más además del románico, que está muy bien, pero hay más cosas: gastronomía, comercio, modernismo... Son las instituciones las que más poder y fuerza tienen y los que menos se molestan en venderlo, porque la gente tiene interés, pero no ve facilidades para moverse.