Muy habituales en varias zonas rurales de la provincia, los robos en explotaciones agropecuarias han llegado también a la capital. Una explotación situada a las afueras de la ciudad, junto a la confluencia de la carretera de Cañizal con el desdoblamiento de la N-630 sufrió el robo del cableado del sistema de riego, sin duda para aprovechar el valor del cobre.

El propietario de la explotación, Antonio Salgado Santos, explica que los ladrones se han llevado las tres mangueras que llevaban la corriente eléctrica del pívot, unos 150 metros de cable, además de dañar un aspersor, seguramente al tirar del cable que había quedado enganchado. Fue el miércoles por la tarde cuando Antonio y su hijo decidieron dejar de regar porque había algo de viento y el agua corría peligro de llegar hasta la autovía y molestar a los coches. Lo dejaron y cuando fueron al día siguiente a continuar con el riego se dieron cuenta del desaguisado.

Ninguno de los agricultores vecinos de la zona ha sufrido la acción de los cacos que, como indica el presidente de la Junta Agropecuaria, Rubén Carretero, no es habitual que lleguen hasta la ciudad. "Todavía no he calculado las pérdidas, pero esto es un lío. Es gente sin escrúpulos que pueden entrar en la nave de cualquiera", indica Antonio Salgado.