Aunque, con el parón de clases, el verano sea sinónimo de descanso y vacaciones para muchos estudiantes, para otros significa trabajo, prácticas y lucha por el futuro. Hoy, primer día de julio, es considerado extra oficialmente en muchos lugares del globo el Día Mundial del Becario ya que hoy, la inmensa mayoría de ellos comienzan su primera toma de contacto con el mundo laboral llenando de vida unas oficinas con el personal a punto de irse de vacaciones. Centenares de jóvenes zamoranos se lanzan hoy a la aventura laboral con esperanzas de poner en práctica lo que han aprendido en las aulas en distintas áreas, desde el turismo a la odontología pasando por los servicios financieros, las redacciones o las asesorías. Todos ellos tienen un denominador común: sumar experiencia en su currículum para hacerlo más atractivo de cara al futuro.

"Todos asumimos que tenemos que hacer prácticas y trabajar prácticamente gratis para poder acceder mañana a un puesto de trabajo, pero la realidad es que a veces no podemos ni siquiera hacer eso", comenta Alfredo Fernández Porto, estudiante de ADE y Derecho de 22 años que este mes comienza a trabajar en una empresa de servicios financieros para PYMES con sede en Valladolid. Es la primera vez que realiza prácticas y reconoce que no ha sido fácil ya que, desde la Universidad, el exceso de trámites hace poco fácil el acceder a una empresa. "Hay pocas empresas comprometidas con la formación, las plazas que se ofrecen son insuficientes para el gran número de estudiantes que hay y las universidades están poco comprometidas con nosotros y apenas nos asesoran. Si se comprometieron a aplicar Bolonia para hacer una enseñanza más práctica como demandaban las empresas, las dos deberían implicarse más con esto, porque la formación práctica es una de las grandes promesas incumplidas por el plan Bolonia", explica, que se muestra muy ilusionado ante su nuevo trabajo. "La realidad es que las prácticas te abren muchas puertas en el futuro, pero conseguir la experiencia necesaria es difícil", añade el joven.

Otra joven zamorana, María Martínez Ferrero, continuará este año una formación práctica que ya inició el año pasado. La joven, de 21 años, que va a empezar quinto curso de Odontología en la Universidad Complutense de Madrid, empieza a trabajar hoy en una clínica dental de la ciudad. "Aunque durante todo el curso realizamos prácticas en la clínica de la propia facultad, el hacerlo en verano en clínicas independiente te enseña otras cosas del funcionamiento de un negocio real", comenta la estudiante, que el año pasado ya hizo lo mismo en un centro madrileño ya que, a partir de tercer curso, los estudiantes de Odontología pueden trabajar oficialmente como auxiliares. "Más que nerviosa estoy intrigada por saber cómo se harán aquí las cosas. Después de la experiencia del año pasado animo a todos los estudiantes a que hagan todas las prácticas en empresas que puedan", recomienda Martínez, que valora positivamente el trato recibido por los distintos profesionales con los que se ha cruzado. "Aunque en realidad muchas veces no puedas hacer nada, solamente con ver cómo se hace, ya tienes mucho trabajo andado con respecto a los compañeros que nunca han hecho prácticas y, la verdad, yo este año lo he notado", añade.

Aunque muchos comiencen hoy, otros llevan ya algún tiempo aprendiendo. Es el caso de Teresa Delgado, una zamorana de 24 años que lleva quince días trabajando tras el mostrador de recepción en un hotel de San Antonio, en Ibiza. La joven, licenciada en Historia del Arte y que actualmente cursa el Ciclo Formativo Superior de Gestión de Alojamientos Turísticos en el CIFP de Zamora. "Aunque solamente haya un tutor que nos evalúa, el resto de compañeros están muy pendientes de explicarte las cosas y todo el mundo te trata fenomenal", comenta Teresa, que se muestra "muy contenta" con su primera incursión en el mundo laboral con prácticas remuneradas, días de descanso y horario regulado. "Se comprueba que las prácticas que se hacen en clase sirven de mucho en los trabajos reales. Los programas informáticos son iguales y estás más suelta que otros que solamente saben teoría", reconoce.

Estos son solamente tres ejemplos de los muchos que, aunque suponga perder algunas tardes de piscina, se deciden a aprender en primera persona cómo se trabaja en la mesa de la oficina y no sobre el pupitre. Todos están convencidos: el esfuerzo merece la pena.