Los niños son un tesoro y más en una ciudad envejecida como Zamora que ve cómo la edad media de su población crece sin parar. Con ganas de cuidar a las joyas más jóvenes, hace un mes que echó a rodar la guardería "El pollo Pepe", en la calle San Blas, bajo los mandos de Aída Cañibano y Alba Peláez, que decidieron lanzarse a la aventura de montar su propio negocio pese a las dificultades propias de los tiempos de crisis.

Las dos jóvenes, de veintinueve y veintitrés años respectivamente, se conocían de su anterior experiencia en el sector educativo. La primera, vallisoletana de nacimiento y zamorana de adopción, había trabajado en varios centros públicos y privados, y, en uno de ellos, conoció a Alba Peláez, de Zamora, que realizó prácticas para complementar su formación como educadora. "Yo llevaba ya un año en paro y le propuse a Alba montar un negocio. Vimos un local vacío de una guardería y nos lanzamos a ello", comenta Aída Cañibano. Ambas se muestran encantadas con la aventura iniciada hace apenas un mes y que reconocen que ha tenido mayor aceptación de lo esperado ya que cuentan con un grupo de niños fijo que acude todas las mañanas. "Sinceramente, contábamos con estar los primeros meses mirando al techo, pero la inauguración fue un éxito y en redes sociales también estamos muy presentes, y cada vez son más los padres que vienen a ver las instalaciones y a informarse de lo que ofrecemos en la guardería", cuenta Cañibano.

Se trata de la reconversión de un espacio, ocupado antes por otra guardería que cerró sus puertas, y que las jóvenes han tenido que reformar y adecuar a las necesidades y requisitos legales actuales. Además de los servicios de guardería de siete de la mañana a diez de la noche para niños de los cero a tres años -hay dos salas diferenciadas en las que la luz es la gran protagonista para adaptarse a las necesidades de los niños de distintas edades, una para bebés y otra para los niños que ya andan-, también ofrecen actividades y talleres en fechas especiales como Navidad o Semana Santa para menores hasta los ocho años de edad, que también pueden jugar en una de las pistas deportivas que hay junto a la guardería. Además, también cuentan con una pequeña cocina y un servicio de catering para los padres que necesiten dejar a sus niños en la guardería a la hora de comer o, si lo prefieren, también pueden llevar el almuerzo de casa.

"Es cierto que no podemos competir en instalaciones y personal con las grandes guarderías de la Junta, pero en atención y horario es cierto que somos mucho más flexibles", reconoce Alba. Así, sin descanso, ellas se encargan de todas las labores de mantenimiento del negocio. "Al final, además de educadora eres cocinera, limpiadora...", añade, mientras reconoce que, si el negocio va para adelante, les gustaría contar con más plantilla. Sin embargo, pese a las dificultades que pueda suponer abrir un negocio en estos tiempos de crisis, ambas se sienten muy satisfechas con la experiencia, que reconocen que volverían a repetir. "Es cierto que hay que hacer muchos esfuerzos y es una inversión muy importante, pero al final compensa cuando vienes a trabajar de lo tuyo. Siempre es una satisfacción", comenta Aída. Aunque reconocen que Zamora es una ciudad muy difícil para montar un negocio y que ha visto muchas de sus empresas cerradas en los últimos meses o años, las jóvenes animan a todos a arriesgarse y emprender. "Al final, con ganas, esfuerzo y energía todo sale adelante", comenta sonriente una de ellas mientras Markel, el hijo de Aída, se divierte con algunos de los juguetes repartidos por las dos salas amarillas.