Don Rogelio mantiene el secreto de lo que ha costado la construcción de la cueva y la imagen de la Virgen de Lourdes, pero se muestra más locuaz que hace tan solo unas semanas cuando explica su idea: procurar que la gente pueda, a cualquier hora y sin necesidad de encontrar la puerta del templo abierta, rezar a Nuestra Señora. "Es una imagen puesta a la veneración de los fieles, como se hace en muchos otros lugares, en grutas o capillas". La hornacina se ha habilitado en la esquina que forman dos paredes del templo, y que da justo al amplio espacio libre entre la reja y los locales parroquiales, con entrada por la calle Monsalve.

Después de semanas de preparativos de albañilería, se colocaron los sencillos adornos florales y hace un par de días, aún tapada, la imagen mariana, que no es artesanal, sino de las consideradas de taller. Ha sido encargada a Talleres Granda, de Alcalá de Henares, una empresa fundada en 1891 y dedicada a arte sacro y religioso. Es de marmolina y piedra, materiales adecuados para soportar la intemperie ya que, aún bajo techo, a la nueva imagen de Lourdes le va a tocar aguantar más de una helada y algún que otro chaparrón, cuando la tormenta venga del lado menos oportuno.

El obispo de la diócesis, Gregorio Martínez Sacristán, asistirá a la misa de las ocho de la tarde y terminada la eucaristía protagonizará el acto de entronización de la Virgen y la bendición de la imagen, rodeado de fieles, sin duda deseosos de acompañar el infrecuente acontecimiento. Y es que, pese a que efectivamente existen vírgenes y cristos expuestos a la devoción popular en grutas y capillas, no es desde luego frecuente que se estrene una imagen mariana con esta finalidad. Habrá que esperar a ver si la idea tiene éxito, es decir, si la nueva Virgen de Lourdes logra hacerse un hueco entres los devotos.