Una sola persona, cuya identidad ha quedado en el aire tras tres días de interrogatorios, llevada por "la inquina" y realizando "maniobras brutales con el fin de matar" acabó con la vida del vecino del barrio de Las Llamas, Jesús H.M., de 53 años de edad entre "las 2.00 y las 3.00 horas" del 13 de septiembre de 2012, explicó ayer el subdirector del Instituto de Medicina Legal de Zamora, el forense Antonio González. La cuarta jornada del juicio con jurado de la Audiencia Provincial dejó sin pruebas directas sobre la autoría del crimen de Ricobayo a las acusaciones, que apuntan a El Nani y Kafú, los jóvenes de iniciales R.L.S. y R.R.S. como culpables para los que exigen 50 años de cárcel.

El forense afirmó estar "especialmente sorprendido por la brutalidad de las lesiones", a pesar de su larga trayectoria profesional, provocadas por los golpes "muy intensos", "con objetos contundentes, palos, piedras o puño americano y patadas", en la cabeza y la parte derecha del rostro, que fracturaron "el cráneo", "la mandíbula" y "las fosas nasales" y causaron "una hemorragia muy importante" que "pasó a las vías respiratorias".

Jesús "habría muerto" como consecuencia de esas lesiones, pero "la causa directa" de su fallecimiento fue otra. La combinación de tres mecanismos: "La asfixia" por la opresión del asesino con una o dos rodillas sobre el pecho del finado tumbado en el suelo; la sofocación", con la introducción de "tierra en la boca del fallecido" que le llegó "a los pulmones, muy adentro"; y "el estrangulamiento" con una sola mano sobre el lado derecho del cuello.

González detalló otra lesión "vital y que demuestra que estaba vivo", la fractura de la nuez. "Los pequeños infartos cerebrales indican la supervivencia a los golpes", así como "la sangre y tierra halladas en los pulmones, que las aspiró al respirar". En el abdomen también se encontró "gran cantidad de sangre porque algo penetró profundamente" en esa parte del cuerpo.

Aunque Jesús ya estaba "inconsciente o incapacitado para defenderse", tras "un primer golpe sorpresivo", "no se puede precisar si hubo sufrimiento" cuando el responsable de su muerte se coloca encima y le remata, aclaró el forense a preguntas de la defensa del imputado más joven, El Nani, de iniciales R.L.S., 22 años,, tras la brillante exposición de su minucioso informe. Respecto de la hora en que se produjo el crimen, estimó que fue entre las 2.00 y las 3.00 horas, no sin apostillar que "el agua modifica las condiciones del cadáver", al que probablemente ataron una piedra a los pies para que cayera al fondo del embalse de Ricobayo. Las ataduras se hicieron "con unas rodilleras, alambres y cables", cuyo origen se desconoce y "no coinciden con los hallados en el vehículo" en el que condujeron a Jesús desde el lugar del asesinato hasta el pantano. La bolsa del Sacyl se le colocó en la cabeza después de muerto, "posiblemente para evitar las manchas de sangre", que también derramó por el oído.

La fiscal modificó ayer sus conclusiones para descartar que la víctima fuera estrangulada y asfixiada al pie del pantano, ya que el análisis de los más de 200 gramos de tierra que le introdujeron en la boca y que le obstruyó hasta la glotis no coincide con la muestra tomada a pie del embalse. Se desconoce, pues, dónde tuvo lugar el asesinato.