Los actos vandálicos actos vandálicosvuelven a hacer mella en el barrio zamorano de Pinilla. Los campos de fútbol amanecieron ayer con las vallas arrancadas y plagados de alambres clavados en el césped que sobresalían hasta en cinco centímetros por encima del suelo. Los hechos ocurrieron en la madrugada de ayer y no fue hasta que integrantes del Club Deportivo de Pinilla acudieron a las instalaciones cuando comprobaron el desaguisado al tropezar los niños con uno de los ganchos.

Además, los vándalos arrancaron los postes de la valla y lo tiraron a la piscina, "cosa que no sé ni cómo han podido hacer porque hablamos de hierro macizo", explica el presidente de la Asociación de Vecinos de Pinilla, Artemio Pérez. El dirigente vecinal reconoce que "estamos muy hartos y ya no podemos hacer más". En este sentido, advierte que "si las autoridades no lo evitan y los vecinos no nos ayudan a detectar a esta gente, abandonaremos las instalaciones para que las destrocen lo que quieran porque no podemos estar todos los días como si fuéramos guardias civiles", lamenta, muy disgustado por el episodio.

La Policía Nacional se presentó en el lugar de los hechos con la interposición de la correspondiente denuncia y Pérez tiene previsto reunirse esta semana con la subdelegada del Gobierno, Clara San Damián, para "que tomen medidas porque así no podemos seguir". Además, solicitará una entrevista con la alcaldesa, Rosa Valdeón, para abordar este mismo tema. No obstante, hasta los campos de fútbol de Pinilla se acercó durante la mañana el concejal de Barrios, Ricardo Ferrero, que reconoció tener "tanto disgusto como el presidente". El edil tilda los actos de "impresentables" al entender que "es gente que no cobra nada y que está a cargo de las instalaciones para que disfrute del barrio, es muy injusto que se encuentre con estos desperfectos". En este sentido, hace un llamamiento a la colaboración vecinal a la vez que asegura que existe vigilancia policial, aunque "ellos saben bien cómo burlar a la policía".

Desde el Club Deportivo también lamentan la situación, sobre todo, "por el peligro que podría haber supuesto", esgrimen. Uno a uno, quitaron los alambres, "al menos veinte", e interpretan que "esto es delincuencia con todas las letras", inciden.