El cabildo de la catedral de Zamora presentó hoy la restauración de dos tablas de pequeño formato pintadas al óleo, del siglo XVI, que ha sido llevada a cabo desde noviembre de 2014 hasta ahora, con un presupuesto de 1.500 euros, por la especialista Patricia Ganado, bajo la dirección técnica de Bernardo Medina, responsable del Estudio-Taller Diocesano de Restauración y Conservación de Simancas (Valladolid).

La firma de las tablas está “atribuida y no documentada” al artista Diego de Quirós y se acota entre 1572 y 1606, año en el que “se pierde el rastro del artista”, según detalló durante la presentación el canónigo y director del Museo de la Catedral de Zamora.

Se trata de dos obras que forman pareja y una de las cuales representa los improperios o maltrato de Cristo por los soldados romanos. “Le han puesto una corona de espinas, le están golpeando con una caña y también una túnica de color púrpura, lo que significa que le están caricaturizando como rey”, expuso Rivera de las Heras. La otra tabla representa el Ecce Homo, momento en el que Pilato presenta a Jesús al pueblo y este pide que sea crucificado. “Estas obras estarían pintadas entre 1572 y 1606, cuando se pierde el rastro del artista”, añadió.

Diego de Quirós es un pintor manierista, posiblemente nacido en 1550 y vinculado a la ciudad de Zamora, al menos, desde 1572 hasta 1606, fecha posible de su muerte. El artista pintó las tablas del retablo de San Juan Evangelista, en la Catedral de Zamora, y se considera que su obra de mayor envergadura es el retablo de la Virgen del Rosario, en la localidad de El Perdigón, a escasos kilómetros de la capital zamorana. “Es un pintor de calidad artística. Utilizaba en sus composiciones estampas o grabados, como se hacía en la época, y sus composiciones son perfectas, con un dibujo muy bueno y colorido vibrante y cierto toque de espiritualidad porque había sido ordenado con las órdenes menores”, explicó José Ángel Rivera. “Se dedicó a estofar, es decir, pintar con pincel sobre pan de oro y rascar lo pintado en óleo para que se vea el oro en la superficie anterior”, agregó.

El responsable del Museo Catedralicio de Zamora destacó el papel desempeñado por los donativos en aras de cuidar el patrimonio artístico en manos de la Iglesia. “Gracias a los donativos de los feligreses y a las aportaciones de visitantes y turistas, el Cabildo puede continuar con la política de mantenimiento, conservación y puesta en valor de es tos bienes muebles”, afirmó.

Parte de un mueble

Las tablas de Diego de Quirós formaron parte de un armario, tríptico o mueble de sacristía, según precisó la restauradora, Patricia Ganado. “Los reversos han sufrido muchas humedades, sobre todo el que se corresponde con el Ecce Homo, que degradaron y levantaron pigmentos, aparte de las faltas de pintura. Además, había muchas manchas de grasa, algunas de las cuales son se han podido eliminar porque se han introducido en los pigmentos”, expuso. “La limpieza ha sido muy minuciosa. Ha dejado ver colores vivos y vibrantes, con carnaciones muy rosadas. Se le ha dado un barniz de protección. Tuvo varias capas de barniz, se pueden ver los brochazos y la diferencia en el proceso de limpieza”, anotó.