Director del Instituto Cervantes de Roma, Sergio Rodríguez López-Ros reflexiona sobre la necesidad de exportar al mundo la cultura. También la de Zamora, provincia donde existe "un gran activo". De ascendencia alistana, Rodríguez llama a los zamoranos a hacer valer su legado y a los jóvenes, a probar suerte en la docencia del español, gracias a su forma "genuina" de entender esta lengua.

-¿Cómo surge la colaboración del Instituto Cervantes de Roma con el Centro Internacional de Religiosidad Popular de la Universidad de Valladolid para celebrar una exposición que ha tenido como protagonista la Semana Santa de Bercianos de Aliste?

-Cuando se habla de la labor del Instituto Cervantes en el mundo, se piensa en la difusión de los escritores y pintores más conocidos de la Historia de España. Sin embargo, esta labor va de la mano de la divulgación de la cultura popular. Nuestro país tiene un gran activo en este campo y Zamora, en particular, ha logrado conservar su cultura autóctona. Junto con el Centro de Religiosidad Popular pensamos que Roma, como capital de la cristiandad, era el espacio idóneo para ofrecer una exposición que recogiese la tradición de Bercianos de Aliste, cómo se vive la Pasión y la Pascua, y cuál es el diálogo que se establece entre fe y cultura.

-¿Le trasladó alguna impresión personal el embajador español para la Santa Sede en la inauguración de la muestra?

-Don Eduardo Gutiérrez estuvo entusiasmado con la propuesta, que pone en valor el papel de la propia iglesia a través de la Semana Santa. En una brillante intervención, el embajador se refirió a Menéndez Pelayo para constatar que las tradiciones populares constituyen el nexo de los pueblos. Tengo que decir que ese mismo día se puso sobre la mesa la oferta turística y gastronómica de Zamora, y los participantes quedaron muy satisfechos.

-Se suele decir que las acciones aisladas caen en saco roto, ¿tiene el Instituto Cervantes de Roma previstas otras iniciativas para dar continuidad a la difusión de las tradiciones de Zamora?

-Zamora tiene un gran activo cultural y solo es cuestión de darlo a conocer, para ello existen varias líneas de trabajo. Roma es un escaparate de primer nivel, una de las ciudades que concentra mayor número de turistas por el patrimonio de los papas y del Imperio Romano y, por tanto, un museo al aire libre. Hay mucho más campo, y el acervo cultural zamorano es muy interesante. La Semana Santa de la propia ciudad y las aportaciones de Toro y del resto de comarcas son susceptibles de darse a conocer y creo que nos vamos a entender muy bien con la Diputación de Zamora para conseguir este objetivo.

-¿Se da por hecha una colaboración entre las dos instituciones para dar continuidad a estas iniciativas?

-Hay que hablarlo un poquito más, pero nosotros estamos dispuestos a seguir colaborando. Zamora debe darse a conocer, no solo en Roma, sino también en Londres o en París.

-¿Qué opinión se tiene desde Roma y el Vaticano de tradiciones tan singulares como la Semana Santa? ¿Son bien vistas?

-Desde mi punto de vista, de lo que he oído y leído, la opinión que se tiene de la Semana Santa aquí es muy positiva. La Pasión de Zamora, donde más personas se implican de toda España en proporción a su población, es muy bien vista desde Roma. No se trata de un teatro, sino que la gente lo vive y lo expresa. En este sentido, es una manifestación única. Zamora, Toro, Aliste? son motivos de devoción popular muy sincera, y recoge tradiciones populares de los padres y aplica una "actualización", como se dice aquí en Italia. En el fondo, este tipo de tradiciones prueban de qué manera ha arraigado el mensaje de la cristiandad y de la Iglesia.

-Como descendiente de la comarca de Aliste, ¿cree que la singularidad de Bercianos supera a la de la capital?

-La singularidad de Bercianos es única en el país y, diría, que en el mundo. Pocos pueblos se vuelcan en una celebración tan íntima que recoge incluso las mortajas que los vecinos van a portar el día de mañana. La celebración de Zamora es también singular junto a Valladolid y Sevilla, con una mayor identidad y arraigo. La capital cuenta con elementos únicos como el Barandales, o la puesta en la calle del Yacente y de las Capas Pardas. Por todo, alojaríamos con mucho gusto una exposición de la Semana Santa de Zamora.

-La Semana Santa de Zamora será declarada bien de interés cultural de carácter inmaterial en las próximas semanas, aunque el objetivo último es alcanzar el reconocimiento de la Unesco, ¿cree que es realmente importante obtener este sello?

-Es muy importante para fuera, pero también de puertas para dentro. A veces, no reconocemos lo que tenemos delante. Los zamoranos son conscientes de la importancia de esta tradición, pero ser conscientes de que esta fiesta es única es un proceso. La política de la Unesco de reconocer bienes culturales inmateriales, que no son tangibles como un palacio o un castillo, da consistencia a las propias tradiciones. Es el aval de la identidad colectiva, como en el caso de la Semana Santa. Así, Zamora será consciente de que esta fiesta es un patrimonio de primer nivel.

-Habla de tradiciones que uno tiene delante y, por esta razón, les quita importancia. Ese mismo argumento lo ofrecen quienes investigan hechos ancestrales como las mascaradas de la provincia. ¿Cree que es necesario que ese acervo cultural necesita un impulso de difusión?

-Deben mantenerse porque forman parte de la identidad colectiva de Zamora, pero además pueden tener una repercusión económica. Por ejemplo, la tradición de los carochos y otras puede ser un motor importante de desarrollo. Da pie al turismo rural, la apertura de casas y el establecimiento de rutas. Los colectivos se nutren de las tradiciones en los tiempos actuales.

-El Gobierno italiano estuvo presente en la reciente manifestación contra los atentados yihadistas de París, ¿cómo han asistido a estos asesinatos y su repercusión social?

-Hemos asistido con gran consternación y pena. Nadie puede matar a otra persona para coartar su libertad de expresión. Los asesinos mezclan para sus fines políticos una causa religiosa y eso da lástima. Desde la óptica romana, la instrumentalización de la fe para otros fines es muy triste.

-El papa Francisco reaccionó con una afirmación ciertamente polémica, aquello de que daría un puñetazo a quien "insultara a su madre". Existe una "delgada línea" que separa libertad de expresión y respeto al prójimo, ¿no cree?

-Efectivamente. Charlie Hebdo es un semanario que es también muy conocido por sus portadas anticatólicas, no solo contra el islam, aunque tomaron mayor protagonismo las caricaturas del profeta Mahoma. Creo que el papa Francisco se refería a ese hecho, que la crítica ha de ser constructiva, desde el respeto, y que la broma fácil, la caricatura rápida, son de mal gusto y éticamente son reprobables.

-Hay muchos ciudadanos europeos que hablan español gracias al Instituto Cervantes. Qué importante es esta labor, ¿verdad?

-Desde España no existe plena conciencia de la importancia del español en el mundo. Es la segunda lengua del mundo después del chino, con 560 millones de personas que la hablan. Se practica en toda América, España, Guinea, Filipinas? una herramienta económica de primer nivel. En Zamora debe tener mucho futuro el turismo idiomático, que haya estructuras que enseñen el español que se ha aprendido en el exterior, en el Instituto Cervantes. La forma de hablar es muy genuina, y cuando los extranjeros tienen cierto nivel quieren acudir a España a perfeccionarlo. Las fiestas son periodos muy buenos para pasar un tiempo en provincias como Zamora.

-¿La demanda del español crece?

-En Italia es la segunda lengua después del inglés tras superar al francés y al alemán. Hay unos 12.000 alumnos, lo que demuestra un crecimiento rápido. Además, existe un vínculo especial entre Italia y España. Ser profesor de español como lengua extranjera tiene mucho futuro, porque esta lengua tiene una enorme utilidad económica.

-Sobre la dificultad de aprender unas lenguas y otras, ¿cree, como opinan muchas personas, que nuestra lengua es "sencilla" en el aprendizaje?

-El español tiene su complejidad porque tiene un sistema verbal muy genuino, aunque es cierto que para todo el ámbito latino puede ser asequible. Requiere perseverancia y flexibilidad, y hay que decir que, en algunos casos, tiene una complejidad mayor que el inglés. Más allá de la dificultad, el español es una lengua con un enorme acervo cultural detrás.

-En Zamora estamos a la espera de la instalación de la Fundación Ortega-Marañón, anunciada para la segunda mitad del año. ¿Esta iniciativa responde a la idea que lanzaba sobre el turismo idiomático?

-Evidentemente. También se trata de poner en valor escritores como Jesús Ferrero o en Agustín García Calvo, aunque también escultores y artistas. Corresponde a los zamoranos saber rentabilizar el activo que tienen. Bien hecho, puede revertir en la economía local.

-¿Italia es un país receptor de jóvenes españoles? ¿Animaría a los zamoranos a que probaran suerte allí?

-Por supuesto. Una de las líneas de trabajo del Instituto Cervantes es la formación de profesores. Hay un centro en Alcalá de Henares donde se preparan los docentes que saldrán a todo el mundo. Hay países de mucha demanda: China, Bélgica, Estados Unidos, India? Hay un universo de oportunidades. Los jóvenes zamoranos que tienen una lengua genuina se pueden ganar bien la vida en este campo. Hay una enorme red de centros y un sinfín de posibilidades.

-Sobre el complejo momento político que vive Europa, ¿se respira en Roma un tiempo de cambio?

-Ortega decía que cualquier crisis es una oportunidad de cambio. Asistimos a una crisis económica severa y también a un problema de identidad de Europa, pero también muchas oportunidades de movilidad y de intercambio económico, la política es el trabajo en común. Existe una generación de políticos responsables, los ciudadanos cada vez exigen más y, entre todos, podremos salir de la situación actual como hemos superado crisis anteriores.