Un estudio serio de los restos óseos hallados en el convento de las Trinitarias de Madrid podría demostrar científicamente que el escritor Miguel de Cervantes no nació en Alcalá de Henares, según coinciden los académicos, sino en la provincia de Zamora, en la franja que va de Tierra de Campos a Sanabria. Al menos, esto es lo que sostiene el investigador leonés Santiago Trancón -autor del trabajo "Huellas judías y leonesas en El Quijote"- tras analizar el descubrimiento del supuesto féretro de Cervantes en el que aparecen las iniciales del novelista, "M. C. "., remachadas con tachuelas sobre la madera.

En principio, el proyecto impulsado por el Ayuntamiento de Madrid se limita a hallar y verificar la tumba del escritor, a las puertas del cuarto centenario de su muerte (1547-1616). Este mismo sábado, la investigación que realiza una treintena de expertos daba un salto de gigante al encontrar las iniciales sobre los despojos de la madera carcomida. Los días sucesivos han servido para separar los huesos que podrían corresponder a Cervantes -en el nicho número uno de la cripta de la iglesia aparecieron restos óseos de distintos individuos, incluso de párvulos- y certificar el hallazgo. ¿Cómo? A través de determinadas peculiaridades físicas de Miguel de Cervantes. La atrofia en la mano izquierda -no era manco, como popularmente se cree-, los daños en el esternón por los disparos recibidos en el pecho en la batalla de Lepanto, además de la estatura, la forma del cráneo e incluso la inclinación de la columna vertebral.

De la naturaleza de la investigación se desprende que no solo podría identificarse el cadáver del maestro de las letras hispanas, sino también "su origen". Santiago Trancón explica de qué forma. "El análisis del ADN de los huesos puede cotejarse con los de la familia Cervantes Cortinas. En concreto, con los de su hermana, enterrada en Alcalá de Henares", explica. Los resultados mostrarían si existe una estrecha similitud y se establece una línea genealógica o, si como defiende Trancón, "se trata de un parentesco circunstancial". El escritor leonés, escéptico de la "verdad oficial", sostiene que "podrían no ser hermanos de padre y madre".

¿Qué acercaría a Cervantes a Zamora? Aquí radica una interesante segunda conclusión. "Parece que sí figura entre los objetivos de la búsqueda verificar la cercanía genética del autor con los judíos sefardíes", apunta Trancón. De comprobarse, la filiación judía pondría a Cervantes en la órbita de quienes defienden que su origen -a través de las múltiples referencias de El Quijote que demuestran un perfecto conocimiento de esta tierra- se sitúa entre las provincias de Zamora y de León. "Los auténticos padres estarían entre cualquiera de las familias de conversos judíos de Tierra de Campos a Sanabria", afirma el estudioso. Del estudio de la obra literaria cervantina, se deducen algunas hipótesis sobre su verdadera familia. "Es muy factible que fuera un niño de madre soltera adoptado por familiar cercano, como se desprende de la lectura de El licenciado Vidriera. O incluso que la progenitora hubiera muerto en el parto, algo habitual en la época", sostiene Trancón.

De cualquier modo, estas posibilidades se desprenden de un hallazgo cierto de los huesos del autor, algo que deben verificar aún los expertos o, en su caso, seguir buscando en la cripta del convento madrileño. Si se certifica, el descubrimiento "debería servir para difundir mejor la vida y obra de Cervantes con un acceso público a la zona, que no debería restringirse a la visita de cuatro privilegiados", propone el autor leonés. Las consecuencias del supuesto hallazgo, según parece, no han hecho más que empezar.