"Encontrados en el monte", recogidos de "algún accidente" o "regalo" de algún vecino. Esa es la procedencia de los corzos, ciervos o jabalíes que los tres ganaderos de Asturianos tenían en su matadero, confesaron para negar el furtivismo en el coto de ese municipio y el de Palacios, así como la venta ilegal de la carne obtenida que les imputan la Fiscalía y responsables de los dos espacios cinegéticos, delitos que se dirimen en el Juzgado de lo Penal.

Los procesados, los hermanos cuyas iniciales son J.F.O.C y P.O.C. y el hijo de este F.J.O.H., por caza ilegal y comercialización sin control sanitario de las piezas, niegan la actividad clandestina, en boca de todos los vecinos de la zona, y afirman que el matadero es ahora un garaje. En las antiguas instalaciones industriales sacrifican solo para el consumo propio, "o para algún vecino que te lo pide", "cerdos, corderos y algún pollo". Los animales que destinan a la venta los sacrifican "en mataderos, en San Vitero, me encargan los carniceros y lo reparten" desde allí, apuntó F.J.O.C., quien negó que cazara, "no me gusta", "no tengo escopeta". Puntualizó que practicaba el tiro al plato "hará más de 25 años que no".

Sin embargo, en el matadero, un cuaderno con pedidos a supuestos clientes sirvió a la Fiscalía para cimentar su acusación, aunque P.O.C. explicó que se trataba de "anotaciones de venta a un carnicero", al que servían la carne de reses sacrificadas en un matadero. "Ni he vendido ni cazado de forma furtiva", precisó el imputado y propietario del rifle Winchester Magnum con mira telescópica. Con él saldría en compañía de su hijo a cazar al caer la noche, según el fiscal jefe de la Audiencia, Rafael de Vega Irañeta, en base a las investigaciones de la Guardia Civil, tras la denuncia interpuesta por el coto de Palacios y por un arrendatario del coto de Asturianos, al que este ganadero señaló como "el mayor furtivo y sus amigos, que esconden por ahí los animales muertos". Los tres acusados negaron que se despiezara en el matadero clausurado hace años, que "lleva más de 30 años sin funcionar", concretó F.J.O.C., desde que su padre dejó las dos carnicerías que tenía en Asturianos.

Por la venta ilegal de carne de caza y el delito de tenencia ilícita de armas, la Fiscalía exige para cada hermano condenas de siete años y dos meses de prisión; mientras que para el ganadero más joven exige 18 meses de prisión por tenencia ilícita de armas. Y a todos ellos la prohibición de cazar durante cuatro años.