Pasada la una de la tarde, el crucero ambiental de Los Arribes regresa a tierra. En el embarcadero aparece el investigador y escritor Javier Sierra y en los altavoces de la estación comienza a sonar la banda sonora de "El Código da Vinci"? El que algunos apodan "el Dan Brown español" no oculta su sorpresa: "Esto estaba preparado, ¿verdad?", ironiza. Quien haya leído el superventas "La cena secreta", explorado los secretos de "El maestro del Prado" o se atreva ahora a viajar al Egipto de Napoleón en el recién publicado "La pirámide inmortal" sabrá que el investigador aragonés no cree en las casualidades. Será "la Providencia", como él suele decir. O un mensaje de Los Arribes, donde el autor español más internacional "se ha cargado de oxígeno" este fin de semana. Porque entre los desfiladeros que conducen el Duero hacia Portugal también hay misterio y el investigador no renuncia a desentrañarlo.

"Cuando me pongo en carretera, me convierto en el Javier Sierra de La España extraña", reconoce el escritor. Se refiere al libro publicado en 1997, donde recopila junto a Jesús Callejo algunos de los más impactantes enigmas del país. En sus páginas hay un hueco para el "no poco extraño" viaje de varias formas sagradas desde la iglesia de Santa María la Nueva al convento de las Dueñas de Cabañales, episodio que pone final al legendario Motín de la Trucha. Zamora y, en particular, Aliste y Sayago tienen imán para el investigador de Teruel. "Esta zona está repleta de historias trágicas en los años más negros de la Guerra Civil y, además, se trata de pueblos donde se han registrado numerosos avistamientos de ovnis", apunta. Sierra aporta una nueva visión, muy suya, del parque natural de Los Arribes. "No me extraña que en la parte española y portuguesa haya tantos santuarios dedicados a la Virgen. Marcan cruces telúricos y también hay agua y mucho risco? Todo lo que configura la mentalidad sagrada de un paisaje está aquí", afirma.

Entre los cañones del parque natural, el escritor hace un paréntesis en la promoción de "La pirámide inmortal" mientras celebra la salida a la luz de la quinta edición (100.000 ejemplares) de su última creación. Un libro que conduce al lector al interior de la Gran Pirámide para perseguir la inmortalidad junto a Napoleón Bonaparte. La "resurrección" de la novela que publicó hace doce años "ya tiene peticiones de treinta países para traducirla y sacarla a la luz", revela. Algo "poco habitual" en estos tiempos.

Desde la frontera natural con Portugal, Javier Sierra pide también mayor atención hacia una reliquia muy ligada a esta tierra que todavía no ha alcanzado "su justo valor", el cáliz de doña Urraca, señora de Zamora. Para el investigador "la documentación hallada en El Cairo es incontestable" y prueba que "se trata del cáliz que se veneraba como el Santo Grial en Jerusalén en el siglo XI". Entonces, ¿es la copa de la que Cristo bebió en la Última Cena? "No podemos asegurarlo y nunca lo sabremos, como tampoco podemos aseverar que existiera esa Última Cena", sentencia.

"La primera reliquia griálica que tiene un soporte documental", define Sierra, es el cuenco de ónice y ágata que ha multiplicado las visitas a la colegiata de San Isidoro de León, donde la copa permanece en una cámara sellada tras el descubrimiento de la historiadora Margarita Torres.

Los papiros hallados en El Cairo, escritos en árabe, contradicen la tradición, que hasta la fecha señalaba la reliquia de Valencia como la más susceptible de haber acompañado a Cristo en la Última Cena. La copa que se guarda en la Catedral de Valencia procede de Aragón y Sierra, como aragonés, apunta una teoría que no deja hueco a la indiferencia. A falta de un estudio histórico "que no se ha hecho", afirma el investigador, "es muy probable que el cáliz de Aragón fuera una invención de Alfonso el Batallador, un tipo con mucha imaginación y a quien le gustaba manipular los símbolos de una manera grandilocuente". Como los reinos de León y de Aragón estuvieron "muy engarzados", a Sierra se le ocurre pensar que "El Batallador" quería "minusvalorar" lo que poseía el territorio vecino.

El nuevo Santo Grial, el de doña Urraca, es el que estuvo en el año mil -tiempo de cruzadas- en el Santo Sepulcro de Jerusalén. "Aquella copa hizo un viaje por el Mediterráneo con tripulación árabe y compañía cristiana que debió de ser épico hasta llegar a Denia, donde se entregaría la reliquia a Fernando de León", afirma Sierra. Documentos que hablan de la Última Cena (como "La cena secreta"); hallados en El Cairo, la gran pasión del investigador. ¿Estaremos ante el origen de su próxima novela?