Al menos seis personas llegan sin absolutamente nada cada mes al centro de acogida Madre Bonifacia, dependiente de Cáritas Diocesana. Así lo atestiguó ayer la directora del hogar, María León con motivo del Día de las Personas Sin Hogar. "Hay más personas sin hogar de lo que esperamos, pero no me atrevo a dar un dato", agregó.

Los casos nuevos que atienden responden al perfil de hombre de entre 35-45 años, que por la crisis se ha visto sin trabajo, su estructura familia se ha roto y ha agotado las ayudas económicas. Esta es la situación en la que llegó Diego Pinto al Madre Bonifacia en junio. "No tenía a donde ir, pues estoy divorciado, desde hace cuatro años no tengo trabajo y el paro se acabó", testimonia. Una vez en el centro "me han asesorado y ayudado para buscar trabajo y he han ayudado a realizar los trámites pedir la Renta Garantizada de Ciudadanía que he empezado a cobrar el mes pasado y ahora intentaré independizarme".

Para llamar la atención sobre la realidad de las personas sin hogar desde el centro Madre Bonifacia situaron ayer un mural de papel de más de cinco metros en la plaza de Castilla y León que fue coloreado por usuarios y ciudadanos. En él se representaban todas las situaciones de la vida desde la opulencia, personificada en un rico o un banco, y la pobreza absoluta, planteada con una chabola y un hombre sucio, mientras que en el medio estaba una familia que viven en un ambiente limpio, donde hay un hospital y una educación. "Queremos mostrar a los zamoranos que muchas personas tienen dificultades para acceder a una vivienda y todos tenemos derecho a tener una casa digna por el hecho de ser persona", señaló María León.