"Lo que cuando éramos pequeños veíamos en películas de ciencia ficción como La Guerra de las Galaxias, ahora es una realidad". Son palabras de Carlos Bernabéu, director de Arbórea Intellbird. Una empresa radicada en el Parque Científico de la Universidad de Salamanca que ha desarrollado un aparato denominado aracnocóptero. Se trata de un sistema aéreo remotamente pilotado (RPAS, por sus siglas en inglés), como así indican los profesionales que ha de llamarse. Y lo indican porque, a menudo, se utiliza el término "dron" para este tipo de artilugios. "Un dron es un calificativo importado de Estados Unidos y que se ha aplicado a los sistemas militares. Nos quedamos con la acepción de aquí", explica Bernabéu, que visitará esta tarde la capital para presentar el aracnocóptero dentro del ciclo Ciencia Para Todos del programa CulturALcampus, a partir de las 17.00 horas en el salón de actos.

Arbórea es una empresa que en muy poco tiempo ha conseguido una proyección muy importante dentro del mundo tecnológico. Su proyecto estrella es el aracnocóptero, un aparato "de despegue vertical capaz de trasladar gran diversidad de equipo de medición electrónica, tanto cámaras de alta resolución como sensores, para muy diversas aplicaciones civiles y militares", como así explican a través de su página web. Y en el diseño de este producto ha participado un alumno egresado de Ingeniería Técnica Industrial del Campus Viriato.

Pese a la espectacularidad del proyecto, quienes se dedican a esto se muestran cautelosos. "Es un desarrollo tecnológico que está haciendo una eclosión tremenda y que plantea soluciones a potenciales necesidades en muchos sectores; pero todo esto desde el punto de vista de la teoría", detalla Bernabéu. "En la realidad, las aplicaciones están en pañales. Es una tecnología emergente que tiene importantes limitaciones", asegura el director de Arbórea. ¿Cuáles? De todo tipo. Desde el nivel legislativo hasta el de la seguridad, pasando por cuestiones puramente técnicas, como la falta de una banda propia de radiofrecuencia.

"La ley en nuestro entorno europeo y en otros países plantea limitaciones a esta tecnología por diferentes razones. Por ejemplo, por cuestiones de seguridad o por razones de salvaguarda de la intimidad", detalla Carlos Bernabéu. "Hay cosas que desde el punto de vista tecnológico se podrían hacer ya, pero no hay manera de implementarlas por cuestiones de seguridad", asevera. Y lo mismo ocurre con la autonomía. "A día de hoy, en determinados sistemas que utilizamos, la batería está muy limitada en el tiempo", explica Bernabéu.

Con todos estos aspectos por pulir, el futuro pasa por el uso militar y el lúdico. "Ahora mismo los RPAS tienen un gran potencial militar, pero no civil. Y lo que será un pelotazo son los juguetes. Aparatos muy pequeños que podrán volar dentro de casa y que los niños van a querer tener estas navidades", concluye el director de este ambicioso proyecto.