ZAMORANOS EN EL MUNDO - HEMEROTECA

La isla de las oportunidades

La zamorana, en una excursión a una de las ciudades costeras de la isla.

La publicista Alba Castillo Garrote desarrolla desde hace un año en Malta su profesión como responsable de la optimización de páginas web de diferentes empresas 

17.11.2014 | 08:11

Malta se cruzó en su vida buscando un lugar mucho más agradable que Londres, climatológicamente hablando, para aprender inglés y aunque reconoce que al principio no sabía ni ubicar esta isla del Mediterráneo en el mapa, lleva allí más de un año. La zamorana Alba Castillo Garrote, natural de Pereruela de Sayago y licenciada en Publicidad, Relaciones Públicas y Marketing, ha encontrado en poco más de 300 kilómetros cuadrados todo lo que estaba buscando: trabajo, aprendizaje del inglés y una intensa vida social con buen tiempo asegurado.

 "Recuerdo que el billete de avión me costó solo 8 euros y que llegué completamente sola, asustada, sin controlar el idioma ni saber dónde estaba mi casa y con la maleta rota", rememora. Ese fatídico comienzo cambió radicalmente en cuestión de días, ya que a la semana, el amor le estaba esperando en la isla. "Al ser solo una estancia de cuatro meses en verano y tener que volver a España para terminar mi último curso de la carrera, ese año estuve entre ambos países", relata. 

 Pero el destino le tenía reservada una sorpresa en forma de puesto de trabajo. En una feria de su sector en Madrid, se puso en contacto con una empresa de Malta que estaba buscando nuevos trabajadores. Pasadas las pruebas, el puesto era suyo. En la empresa Creafi Online Media se encarga de las cuentas de publicidad en la red. "Consigo clientes con páginas web interesadas en insertar publicidad y les creo unos banners que proporcionan una fuente de ingresos, además de optimizar sus páginas", resume la zamorana.

El mejor lugar

 Sobre el inglés, la zamorana reconoce que Londres, donde estuvo hace tres años durante un verano, "es una opción mucho mejor en cuanto al acento y a aprender el idioma de la manera más correcta", pero por su experiencia "el ritmo de aprendizaje en Malta es muchísimo más rápido, debido a la gran vida social que tenemos. Independientemente de que se estudie o trabaje, en cuanto se acaba la jornada, al ser una isla pequeña, ya estás con gente de diferentes países tomándote algo o haciendo cualquier plan repentino. Y eso todos los días", asegura sobre su experiencia.

 Precisamente, esa intensa vida social ocupa todos sus ratos de ocio. "En cuanto salgo de trabajar a las seis de la tarde el móvil empieza a sonar y surgen los planes. Puede ser a tomar una cerveza, ir a bailar salsa o las Spanish parties que se organizan todos los jueves", enumera. Unos planes que se multiplican los fines de semana. "Ahora me he comprado un coche y me encanta hacer "snorkel", así que se decide una ruta diferente cada vez y a disfrutar", explica.
B. Blanco García

 En este sentido, también reconoce que para un español que tiene que emigrar para labrarse un futuro "es mucho más fácil adaptarse a un lugar mediterráneo", como es el caso de Malta. "Obviamente hay diferencias culturales, porque los malteses son mucho más conservadores que nosotros. Hasta hace poco no estaba aprobado el divorcio y el aborto no está legalizado. En el tema de la homosexualidad se está evolucionando, pero tampoco está tan normalizado como en España", precisa. A pesar de todo, el día a día es muy parecido "con quizá una diferencia de treinta años atrás", compara, subrayando también la generosidad de la gente.

Dar el paso

 Debido a su experiencia, invita a dar el paso a todo el que se esté pensando vivir en el extranjero "independientemente de las circunstancias en las que se encuentre España. Vivir en otro país te enriquece en muchos aspectos de la vida y viajar nunca está de más. Si lo tienen en mente, adelante, porque la experiencia en la mayoría de las ocasiones es positiva. Y si no, siempre se puede volver a casa", aconseja.

 Precisamente en casa todavía se les hace dura la distancia. "Les da mucha pena y las dos semanas que voy a verlos se pasan sin darnos cuenta. Entiendo que sea duro para la familia, pero es el momento de vivir todo esto, de ver, aprender y empaparme de todo", indica, reconociendo que ella también echa mucho de menos a la familia y a los amigos de Pereruela de Sayago de toda la vida. "Y como cualquier expatriado diría, como en España no se come en ningún sitio", añade.

 Sobre el futuro que se abre ante ella, está abierta a todas las posibilidades, pero, de momento, se queda en la isla. "Ahora mismo no tengo fecha de vuelta, creo que como mínimo dos años más sí que me quedaré por aquí pero Malta es imprevisible y nunca se puede plantear nada a largo plazo. Hay que vivir el momento y a día de hoy está aquí", finaliza.