Ha trabajado para gigantes de la economía Navantia, Repsol, Hunosa, Astilleros, Policía Nacional, Cortefiel o Aceralia, pero defiende el importante papel que juegan las pequeñas empresas en los mercados. José Miguel Ilundain, experto y estratega en dirección de recursos humanos, habla de una "atonía" económica que lleva instalada en España desde el año 2002 y de la que el país no consigue recuperarse. Una de las soluciones a esta problemática sería la implantación de sinergias entre pymes. Para ello, Ilundain solicita el apoyo de la Cámara de Comercio. El pasado viernes, el experto expuso sus razones en el ciclo de conferencias organizado por la Escuela de Relaciones Laborales de Zamora.

-¿Qué le pasa a las empresas españolas para no conseguir superar de una vez por todas esta situación económica?

-Lo que ocurre es que existe una retracción económica muy fuerte en occidente. El mundo se ha polarizado y Europa se ha quedado muy atrasada. Alemania sigue siendo el tirón, pero el resto se ha quedado atrás. España está hecha un desastre, estamos muy mal tanto industrial como tecnológicamente. Un consejo de Naciones Unidas que habla sobre gobernabilidad y corrupción acaba de situar a España como el país gubernamentalmente más corrupto de la Unión Europea. Hemos superado ya a Bulgaria, Rumanía, Grecia o Letonia. Somos el país más corrupto y eso no es ninguna tontería, es terrible. Todo esto se desmorona. Ahora mismo no aparece por ningún sitio una alegría económica en el país. Y no es porque no tengamos dinero, sino porque no se ven, como antes, ni empresas ni creaciones.

-¿Cuáles son las razones que hacen que esa apatía siga sin resolverse en la economía del país?

-La primera razón es que hay una crisis de credibilidad en la política y todos los días sale un caso de corrupción nuevo, desde las más altas esferas hasta el alcalde del pueblo más pequeño. La segunda es que llevamos en crisis económica desde el año 2002. Aparentemente se salió un poquito cuando aprobó la Ley del Suelo el gobierno de José María Aznar: apareció el boom de la construcción y se movió mucho dinero. En ese momento nos sentimos todos con alegría, con dinero. Sí que es cierto que había consumo, pero no existía crecimiento económico. Con Zapatero seguimos con la misma atonía y ocurre exactamente lo mismo con Mariano Rajoy. Es decir, que estamos parados económicamente desde el año 2002. Y eso se nota.

-¿Cuál sería, ahora mismo, el espejo donde mirarse para salir adelante?

-China, por ejemplo, va como una moto. Yo he trabajado allí en un parque de investigación científica y tecnológica que ocupa 63 kilómetros cuadrados. Y he estado trabajando con científicos chinos, doctores en química, de una edad media de 30 años que dominan perfectamente el inglés. Eso te pone los pelos de punta. Ocurre lo mismo en México. Jiutepec es una de las ciudades más importantes del mundo en investigación química y nosotros solo conocemos las bandas que van matando gente. O Chile, que también es un país muy importante desde el punto de vista económico y científico pero pasan muy desapercibidos. ¿Y qué pasa aquí? Que estamos muy centrados en lo que ocurre en Europa y Estados Unidos, pero los que nos están dando el susto son los otros.

-Hablemos de la pequeña empresa. ¿Qué papel juega en todo este desbarajuste actual del mercado?

Es importante situar las pequeñas y medianas empresas en el contexto internacional. Una gran parte de las empresas que se mueven en el mundo son pequeñas y medianas empresas. Una gran empresa, por ejemplo, puede servirse de quinientas pequeñas empresas. Y eso es lo que hay que poner en valor.

-Ahora que parece que el autoempleo es una de las principales soluciones que los ciudadanos proponen ante la crisis, ¿cuáles son los pasos que hay que dar a la hora de crear tu propia empresa?

-Cuando vas a montar la empresa tienes que tener claras dos cosas. La primera es la misión: qué quieres hacer con tu empresa, qué aportación diferenciada vas a hacer, qué quieres ser y si quieres realizarte profesionalmente. Y a continuación, la visión de negocio: dónde nos gustaría estar de aquí a cinco años, por ejemplo, a medio plazo. Una vez que tenemos eso claro, debemos escoger un equipo de dirección.

-¿Y es en este punto donde comienzan los conflictos de la pequeña empresa?

-El problema de las empresas familiares es que a menudo no se trabaja en un ambiente profesional. No pueden trabajar cuñados por ser cuñados, ni trabajar hermanos por ser hermanos. Si entra un familiar es porque vale, pero no porque es familiar. La muerte de las empresas pequeñas es por esta razón. Porque tenemos un cuñado que no encuentra trabajo y lo metemos en la empresa. Eso es un gasto y un problema. ¿Qué equipo de dirección y de gestión necesito? A lo mejor tú eres el dueño, pero contratas a un profesional para que te lleve la gestión diaria y no pones a un amigo. Eso lo tiene que llevar uno que sepa del tema. Y ahí hay mucho fallo en las empresas familiares.

-¿Cuántas personas serían necesarias para dotar a la empresa de esa estructura profesional y alejarla de los lastres familiares?

-No sé si en una empresa tiene que haber cinco, o cuatro, o tres trabajadores. Pero los que estén, tienen que ser buenos. No es un problema de número, sino de calidad profesional. No es necesario que la gente que contratemos sean titulados superiores, pero sí que tengan los conocimientos requeridos para realizar la labor. Igual no hace falta que tengan gran experiencia, pero sí conocimientos y aptitudes correctas para poder integrarse en un proyecto. Yo quiero profesionales, gente de calidad. Que estén conmigo uno, dos, tres años y luego se vayan porque quieren dar un salto cualitativo, como es normal, hacia una empresa más grande.

-Pero con este sistema habría que renovar la plantilla cada trienio.

-Sí, pero eso quiere decir que en mi empresa han aprendido y han trabajado bien. No vale coger una estructura profesional de gente mediocre, porque la empresa estará condenada al fracaso. Eso en una gran empresa no pasa porque no lo admiten, pero sí ocurre en todas las familiares. Es el cáncer de las empresas pequeñas, porque si no mueres, sobrevives con unos costes tremendos y una ineficiencia muy fuerte.

-¿Qué ventajas tiene una pyme respecto a las grandes empresas ahora mismo?

-La principal es que se ha producido un salto enorme desde el punto de vista tecnológico. Y es importante, porque una pyme con muy pocos costes puede tener acceso a una pequeña tecnología, pero que sea única.

-¿La idea de que las pequeñas empresas creen sinergias para poder abarcar un espectro más amplio del mercado es el futuro de este sector?

-Eso ya lo estamos viviendo. Las pequeñas empresas se están interrelacionando porque se necesitan unas a otras. Un sitio donde se ve mucho es en Vigo. Es una de las zonas de mayor concentración de pymes y muchísimas son familiares. La Citröen, por ejemplo, se sirve de ese tejido familiar para la fabricación de los pequeños componentes. Evidentemente las pequeñas y medianas empresas no te fabrican el motor, pero a lo mejor una de ellas sí que puede sobrevivir aportando a la gran empresa los embellecedores de las puertas.

-¿Y cómo han conseguido implicarse todos estos empresarios para tratar de luchar por sus negocios de forma conjunta?

-El Club Financiero de Vigo está jugando un papel muy serio en este sentido, que ha sido juntar a todos estos empresarios, incluidos a los portugueses del norte, para ver cómo pueden trabajar juntos. El planteamiento es sencillo: "los portugueses no pueden ser enemigos nuestros, ni nosotros de ellos, ni nosotros entre nosotros. El enemigo está en Alemania, así que vamos a colaborar. Somos todo pymes y vamos a unirnos para poder conseguir proyectos". De esta manera han conseguido un tejido fuerte que hace de la ciudad de Vigo un entorno ideal para las pequeñas y medianas empresas.

-Pero eso ocurre en Vigo, que tiene un tejido industrial importante y esa capacidad añadida que otorga un puerto tan importante de cara al negocio con el exterior. ¿En Zamora se podría hacer lo mismo?

-Habría que empezar a hacerlo. Y para eso están las cámaras de comercio o la Cepyme. Ese es el papel que tienen que jugar esas instituciones. Una cámara de comercio vale para que se junten los empresarios, para buscar cosas comunes, para que existan reuniones sectoriales. Hay que ir buscando estas pymes y hacer planteamientos gremiales e incluso cruzados. Buscar cómo completar servicios para un ciudadano que necesite asesoramiento financiero, gestión de stocks. ¿Por qué no nos juntamos dos o tres pymes y ofrecemos un servicio conjunto? Habría que empezar a soltar la imaginación de que no seas un comerciante con un pequeñito negocio y a ver si hay suerte y capto clientes.