La forma de administrar el medicamento y su dosis diaria son esenciales para conseguir la adherencia al tratamiento en los pacientes. De esta manera, se logra un alto porcentaje de cumplimiento respecto a la prescripción médica cuanto más sencilla es la forma de tomar el fármaco y tan solo hay que tomar una dosis al día. El doctor Jesús Honorato desarrolló ayer en la última conferencia de las Jornadas de Otoño de la Fundación Científica Caja Rural, este año en colaboración con el Club LA OPINIÓN-EL CORREO DE ZAMORA, los últimos estudios médicos que se han realizado alrededor de este tema. "Es un problema muy grave, porque la adherencia al medicamento es bastante baja. En España alcanza poco más del 60%, lo que significa que hay un 30% de pacientes que no cumplen con el tratamiento y eso puede tener graves consecuencias", alerta.

Estos efectos negativos son personales, "porque el paciente no mejora", familiares, "ya que afecta este empeoramiento a los seres cercanos" e incluso sociales, "algo que hay que tener muy en cuenta hoy en día, porque un tratamiento sin una buena adherencia provoca que el paciente no se recupere y provoca un gasto para el sistema nacional de salud importante", subraya Honorato.

"Hay estudios que demuestran que el tratamiento de una enfermedad, dependiendo del tipo de medicamentos, el paciente es más o menos constante. Depende de aspectos como la comodidad para tomarlos o las reacciones adversas que les puedan provocar", enumera. Por eso, características como el sabor del medicamento o tener que inyectarse el fármaco pueden ser determinantes a la hora de seguir el tratamiento, al igual que tener que realizar una sola toma al día. "En este caso, la adherencia asciende hasta el 80%", valora.

Sobre las enfermedades que más índice de baja adherencia tienen se encuentran "las crónicas sin síntomas molestos", explica el médico, director del Aula de Innovación en Terapéutica Farmacológica de la Clínica Universitaria de Navarra. Un ejemplo claro está en la hipertensión o el colesterol alto, "enfermedades graves que no producen síntomas", reconoce. En el otro lado se encuentran aquellas dolencias que, a pesar de ser también crónicas sí cursan dolor "como la artritis reumatoide, con graves molestias en las articulaciones".

Además del tipo de enfermedad, también influye el medio en el que está el paciente. "Si está en un hospital, la adherencia es muy grande porque tiene a los sanitarios pendientes. Lo mismo ocurre si vive en una residencia asistencial, pero el problema está en los que tienen que seguir el tratamiento en sus casas, y más todavía si son mayores, puesto que algunos sufren alteraciones cognitivas", razona el especialista.

Labor del profesional

Por otra parte, Honorato también reconoce que el médico puede influenciar en una mejor adherencia. "Tiene que pararse a explicar al paciente cómo tomar el medicamento, motivarlo y darle instrucciones escritas y claras si fuera necesario", indica, pasándole también el testigo al propio paciente. "Si ve que no va a cumplir el tratamiento, debe decírselo a su médico para que se la pueda adaptar a sus necesidades en lo posible", sugiere.

Para finalizar, además de la adherencia al tratamiento medicamentoso, también existen estudios sobre la adherencia a otros tratamientos, "como los cambios de hábitos de vida o la psicoterapia o radioterapia", ejemplifica el ponente. En estos casos, los que implican una variación en el estilo de vida, como cambiar el tipo de alimentación, hacer ejercicio o dejar de fumar, entre otros, "son los que peor adherencia presentan", subraya.