"El muro ha caído". La frase más repetida por miles de alemanes en la noche del 9 de noviembre de 1989 era recogida en la edición de EL CORREO DE ZAMORA, haciéndose eco de uno de los acontecimientos más importantes de la historia reciente. "Miles de ciudadanos de uno y otro lado de la ciudad bailaban abrazados junto a la conocida Puerta de Brandeburgo, mientras saltaban la barrera de hormigón ante los ojos de la policía germanooriental, que pocas horas antes los habría detenido", se leía en las páginas del periódico.

Presente en ese momento en Alemania estaba el zamorano Alfonso López García, natural de Molezuela de la Carballeda, donde había emigrado hacía ya entonces 26 años. "Los recuerdos que quedan en el país son inmensos, dependiendo naturalmente de la edad, la inquietud social y la formación de los ciudadanos", expresa ahora, tras la celebración del 25 aniversario de la caída del muro de Berlín.

"Entre los alemanes, tanto del oeste como del este, se vivió ese momento con verdadero júbilo y expectativa", recuerda el zamorano. Una alegría más que justificada, ya que, como él mismo explica, "muchos no podían creerse lo que estaba pasando porque la República Democrática Alemana era una verdadera dictadura", describe.

Y es que su entusiasmo tenía sólidos cimientos. Cómo se relataba en la edición del 11 de noviembre 1989 desde el periódico "en poco más de un mes lo alemanes han asistido a la caída del régimen estalinista de Erich Honecker en Berlín Este, la depuración del Partido Socialista Unificado, el cese del gobierno germanooriental y, por fin, la noche del jueves a la apertura de las fronteras interalemanas", se resumía. Un cúmulo de acontecimientos casi inimaginables meses antes. "La apertura del muro de Berlín, por primera vez en 28 años, convirtió la ciudad en una gigantesca verbena a la que se sumaron los habitantes de los dos sectores para celebrar el ansiado encuentro", continuaba.

Aunque este zamorano no pudo estar allí en esa fecha histórica, donde varios miles de alemanes orientales "a pie, en bicicleta o automóviles esperaban cruzar la frontera hacia Berlín Occidental", López García sí recuerda que pudo visitar dos años más tarde la capital germana y conocer las cárceles de la Stasi, el órgano de inteligencia de la República Democrática Alemana. "Allí torturaban a los presos políticos con métodos muy parecidos a los empleados por los nazis", compara.

De "ruina histórica" calificaban los expertos alemanes occidentales el muro tras la caída. Y es que aunque se mantuvo la obligación de pedir visado de salida en los días posteriores "su concesión no se limitaba a ninguna clase de motivos y se concedía inmediatamente sin más preguntas", lo que ayudó a que en tan solo un día cerca de cuatrocientos mil berlineses cruzaran hacia el otro lado.

Con la experiencia que le da a este sanabrés el más de medio siglo que lleva en tierras germanas, siempre dedicado a la ayuda social, reconoce que los esfuerzos solidarios que tuvieron que hacer los residentes en la República Federal Alemana fueron, bajo su punto de vista, "exagerados". En ese momento el entonces canciller Helmut Kohl, quien por lo precipitado de los acontecimientos tuvo que suspender el viaje oficial en el que estaba inmerso en esas fechas por Polonia, prometía a la República Democrática Alemana "una nueva dimensión en la ayuda económica si su gobierno hacía importantes reformas políticas".

En este sentido, el zamorano considera que "se llevó a cabo una reconversión industrial radical, dejando a innumerables trabajadores en la calle, aunque los alemanes llevaban la situación estoicamente", valora. En el lado negativo, destaca que se destruyeron a marchas forzadas toda la industria obsoleta del este "sin antes haber previsto una ocupación para los trabajadores que se quedaban en la calle. Esto produjo tanto paro como desequilibrios sociales", explica desde su experiencia como asistente social, trabajo del que se jubiló hace ya tres años. Aunque no por ello ha dejado de labor su intensa actividad en la comunidad de la localidad donde reside, Siegen. Allí ejerce como presidente de la Asociación para la Promoción de la Comunidad Católica y además es director de la Red Intercultural de Mayores, creada por él mismo, coordinador del Coro Intercultural de Siegen y miembro del Consejo Consultivo de Mayores.

Echando la vista atrás, reconoce que en la actualidad este tema se habla entre los alemanes con total normalidad. "Naturalmente que genera debates entre la ciudadanía, sobre todo en lo referente al modo precipitado de la reestructuración de la economía y la industria, que dejaba entrever la corrupción que había detrás", advierte.

Sobre este 25 aniversario, que el domingo sacó a la calle a miles de alemanes y que contó con más participación popular que institucional, Alfonso López reconoce que esta conmemoración se ha convertido "en una celebración más, aunque siempre cargada de simbolismo", finaliza.