La necesidad de honrar la memoria del médico Gregorio Marañón -quien no dudó en implicarse en los problemas políticos de su tiempo- llevó a los responsables de la Fundación Ortega-Marañón a lanzar ayer en Zamora un claro y rotundo análisis sobre el reguero de casos de corrupción que en los últimos días han llegado a la opinión pública. "Si no hay una reacción conveniente de los políticos, tendremos muchos problemas con la llegada de los partidos populistas que se hagan con el Gobierno", aseveró con nitidez el presidente de la institución educativa, José Varela Ortega, en el salón de plenos del antiguo Palacio Provincial. "Hemos asistido a un progreso espectacular y esto se pone ahora en peligro", añadió.

Las aseveraciones de Varela Ortega formaron parte de una intervención profunda sobre aspectos clave que el responsable de la Diputación, Fernando Martínez Maíllo, no rehuyó desde la presidencia del último acto en homenaje al doctor Marañón. "Debemos tomar medidas para evitar que esto vuelva a suceder", aseveró Maíllo apuntando, sin citar el término, a los casos de corrupción política. Para Martínez Maíllo es evidente que "algunos controles han fallado", por lo que se hace preciso "una constante revisión". "Toda la sociedad clama medidas radicales para uq quien tenga tentaciones, reciba la condena social, pero también la legal", aseveró el presidente provincial en el cierre de los actos de homenaje al doctor Marañón, junto a la puerta de acceso al Colegio de Médicos.

La nitidez del discurso del responsable de la Fundación Ortega creció sobre un ejemplo real vinculado a esta tierra. José Varela recurrió a las ferias de ganado que presenció "fascinado" en Benavente cuando era niño para afirmar que, entonces, para hacer tratos "bastaba con la palabra y darse la mano". "Si el ganadero no cumplía, no volvía a hacer negocios en la región", ejemplificó Varela para probar que España "no es un país corrupto" dado que "no hay chantajes ni mordidas". Esto explica que los escándalos conocidos en los últimos días sean "una situación explosiva" para el país, que, en su opinión, debe tener una respuesta más contundente que hasta la fecha.

Las palabras de Varela vinieron precedidas de los discursos de los dirigentes de todas las instituciones que impulsarán el establecimiento de la Fundación Ortega en Zamora: el Ayuntamiento, la Diputación y la Junta de Castilla y León, en la persona del delegado territorial, Alberto Castro. Tras ellos, tomó el micrófono Gregorio Marañón Bertrán de Lis, vicepresidente de la institución. El nieto del ilustre médico rompió su costumbre de no intervenir en actos de homenaje, pese a compartir vivencias con su abuelo hasta los 18 años.

Su discurso se centró en revelar "lo que la memoria de Gregorio Marañón nos dice hoy" en tres aspectos: la convicción política, el patriotismo, el liberalismo y el optimismo del doctor Marañón. Según Bertrán de Lis, su abuelo "entendió que debía involucrarse en el devenir político de la España de su tiempo" y ya entonces apuntó la clave sobre la controversia más actual. "Nos decía que Cataluña es España, que Cataluña está mejor en España", rememoró el familiar.

El "liberalismo" del doctor Marañón implica hoy "la necesidad de entenderse con los demás". Una visión que "nos recuerda el espíritu de la Transición, donde se entendieron los políticos de la izquierda y la derecha". Bertrán de Lis no olvidó el "optimismo" de Marañón, quien entendió su paso por la cárcel como "un periodo de reflexión personal".

Especialmente inspirada se mostró la alcaldesa de Zamora, Rosa Valdeón, quien definió a Marañón como "el gran médico del siglo XX cuyas enseñanzas todavía están hoy de moda". Valdeón analizó la figura de un pensador que "fue brillante en todos los campos", rememoró su presencia en Zamora en las Cortes constituyentes de la II República y aseveró que "creía en el ser humano y en la necesidad de ayudarlo".