Federico Aguado pisa nuevamente el escenario del Teatro Principal. En esta ocasión de la mano del personaje de Diego Velázquez en la obra "La puta enamorada".

-Encara un papel en el montaje de "La puta enamorada" tras haber estado en teatro con "El hijo puta del sombrero".

-La verdad es que llevo un año marcado por la palabra "puta" (Risas). Esa obra llegó a mí porque mi papel lo hacía Juan Díaz, a quien sustituí dos meses que coincidían con mis vacaciones. Me pareció un papel muy interesante, totalmente opuesto a lo que había hecho y como actor de vez en cuando necesitas un personaje de este tipo. Fue una función terapéutica. En cuando a "La puta enamorada" me propuso formar parte del elenco el productor, Salvador Collado. Diego Velázquez es un personaje de gran peso y opuesto a lo que soy yo.

-Lo más complicado de darle vida...

-Poco a poco llevas el personaje a ti. El Velázquez que interpreto es físicamente distinto a lo hecho hasta ahora. Es un personaje que no expresa, le pasa todo por dentro de tal manera que tienes que transmitirlo al espectador. Hay energía y amargura en el personaje que empieza siendo muy contenido, pero, poco a poco, se le va quitando las capas hasta que explota, lo que a nivel de espectador resulta brutal.

-¿Se trata del papel más complicado que ha afrontado en su carrera?

-Sí, es el más complicado y también es el que más me ha ayudado a crecer como actor.

-El texto de Chema Cardeña ha sido galardonado con el Max Aub en Valencia.

-Es muy interesante, pues rompe con lo realizado sobre el Siglo de Oro. Cuenta una historia de la corte del siglo XVII con un lenguaje actual, no en verso. Es una historia ficticia con un lenguaje moderno, lo que atrapa al espectador desde el primer minuto. A Velázquez le encargan hacer un retrato de La Calderona, una actriz de la época y reconocida amante de Felipe IV. De la comedia se pasa al drama y a la tragedia. Llega a convertirse en un triángulo amoroso imposible y de intereses que mantiene las costumbres de esa época.

-Sobre el escenario está con Javier Collado.

-Con él trabajo desde hace más de cinco años en la serie "Amar es para siempre". Con una sola mirada nos comunicamos. Además lo más interesante es que se cambian los roles de la serie en el teatro, lo que nos motivó mucho a los dos. Con nosotros actúa Eva Marciel, una gran profesional. El hecho de que seamos actores de televisión muy conocidos anima al público a venir al teatro, tras gustar mucho en festivales de teatro clásico como Almagro o Alcalá.

-¿Qué le ha reportado el personaje del detective Bonilla?

-Ser lo que soy ahora mismo. Bonilla ha madurado en la serie y Fede también. Empecé a interpretarle con 26 años y tengo ahora 32. Hemos recorrido un amplio camino juntos. He aprendido mucho porque una serie diaria otorga muchas tablas. Yo venía recién salido del sacaron, de la escuela, y tienes que aprender mucho de este oficio. Como actor he aprendido con él una barbaridad.

-¿Una salida para los nuevos actores son las series televisivas?

-Son una oportunidad. Cine casi no se hace y los papeles están casi dados a dedo. Si te dan la oportunidad de formar parte de una serie de televisión hay que subirse al tren y trabajar mucho. En mi caso la tele me ha brindado la oportunidad de hacer otras cosas.

-Entre los proyectos que ha desarrollado figura su propia productora.

-La monté al salir de la escuela. Se lo propuse a mi padre y se embarcó conmigo en el proyecto. Primero hicimos una obra de teatro para coger tablas sobre el escenario y a posteriori, gracias a la serie, he podido apoyar lo que me apetece, como el cortometraje "Vírgenes", que ahora se está moviendo en el circuito de festivales. Me impliqué en la producción y ha sido una situación estresante pero que me ha ayudado a conocer la parte menos cómoda de este trabajo. Para 15 minutos de grabación existe un gran trabajo detrás.

-¿Para cuándo el salto a un metraje más amplio?

-Llegará cuando tenga que llegar, por el momento no he tenido esa suerte. Por ahora hago un personaje importante en una serie diaria y me están saliendo personajes importantes en teatro.

-En el panorama escénico español, ¿qué añora?

-Se debería de cuidar en algunas producciones de televisión más los detalles. Todavía me parece sorprendente, casi un milagro, que en este país se haga cine, teatro y televisión tras el palo de la subida del IVA. Ahora se están creando muchas salas alternativas y en este país hay mucho talento. A veces no se brindan oportunidades a los nuevos valores. Por otro lado, hay que arriesgar con nuevas propuestas como "La puta enamorada", basada en un texto de un autor de 40 años que renueva el Clásico. Otro aspecto a tener en cuenta es que para ser salir en televisión hay que ser un actor con una vasta y continua formación.