Casi tres años lleva el Puente de Piedra de Zamora a la espera de una declaración como Bien de Interés Cultural desde que el Pleno del Ayuntamiento de la capital aprobara en diciembre de 2011 la propuesta formal para la catalogación. La Junta de Castilla y León es la administración pública competente para otorgar esta declaración cultural que podría concederse en conjunto con otras infraestructuras de Castilla y León, de ahí la larga dilación de un proceso que serviría para dar el necesario impulso económico al puente zamorano.

La infraestructura cuenta desde el pasado mes de abril con un estudio director que sienta las bases para rescatar la integridad del viaducto y revertir el proceso de degradación derivado de su conversión en principal vía de paso de vehículos desde principios del siglo XX, tras la construcción de la carretera de Villacastín-Vigo. El documento, elaborado por los arquitectos Francisco Javier Rodríguez, Francisco Somoza y Luis Alberto Villanueva, está todavía a expensas del informe oportuno del servicio de Urbanismo del Ayuntamiento de Zamora, donde se encuentra el plan desde hace casi medio año. Este trámite es necesario para que la institución municipal pueda remitir el documento a la Junta de Castilla y León con el objetivo de sustentar esta declaración BIC del Puente de Piedra y todo su entorno, incluido el río Duero.

Las acciones e intervenciones previstas en el estudio director están marcadas por la disponibilidad presupuestaria, que determinará el grado de intervención del documento técnico presentado.

La propuesta de actuaciones prioritarias por las que deberá arrancar el Ayuntamiento en cuanto tenga disponibilidad económica será el dragado del río para recuperar el paso original del caudal, consolidar las fundaciones del puente y evitar más roturas en los tajamares, muy afectados por las avenidas que generan, a su vez, más roturas. Además de restaurar las fábricas de paramentos, la hoja de ruta que supone el estudio director plantea la recomposición del pavimento del puente -en la actualidad, de hormigón impreso con acerados travertinos- con la incorporación de losas de granito de Sayago y cuarcita, similares a las del casco histórico zamorano. Desmontar las aceras, reconstruir el antiguo pretil, levantar las bases de las torres primitivas y construir una estructura metálica que dibuje con técnicas modernas a base de luces y trampantojos el volumen de las torres suponen el colofón final de un proyecto que se atisba largo en el tiempo, sobre todo, por su contenido económico.