Durante toda su vida, Venancio Blanco ha habitado en la búsqueda de un lenguaje personal. Basta con observar varias de sus obras para comprobar que lo ha conseguido. Más allá del gusto y de la instrucción personales, la creación del salmantino asombra por su coherencia. Su trayectoria y prestigio -Venancio Blanco es uno de los mejores escultores españoles contemporáneos- llevaron a la Junta de Cofradías a proponerle el diseño del cartel oficial de la próxima Semana Santa, de la que el escultor salmantino tiene un "agradable recuerdo" de hace décadas. En pleno proceso productivo -Blanco acude a su taller de Madrid a diario a sus 92 años- el artista reflexiona sobre el hecho creativo, la religión o el fracaso.

-¿Cómo recibió el encargo para dibujar el cartel oficial de la Semana Santa de Zamora?

-Ha tenido mucho que ver nuestro amigo Jorge Losada, por un lado, y Antonio Martín Alén, presidente de la Junta de Cofradías, por otro. Losada fue el primer que me habló y vino con Martín Alén para proponérmelo. Cualquier proyecto hay que compartirlo con la ilusión; la ilusión alivia el esfuerzo, aunque no resuelve el problema del hecho creativo desde las exigencias que tú mismo te impones.

-Un cartel es un encargo un tanto especial, ¿qué cree que tiene que reflejar?

-En efecto, el cartel es algo especial. Es una parte del dibujo, una manera diferente de crear. Tiene que ser una síntesis, ha de ser claro, tiene que decir y parar a la gente. Por ejemplo, recuerdo una vez en Milán, caminando ante un escaparate, había unos zapatos ante los que era imposible no pararse a verlos. El cartel es una llamada al asunto que representa, en este caso, la Semana Santa de Zamora, un tema muy rico e importante. He trabajado ya en varias cosas, espero que alguna merezca ser el diseño oficial del año que viene.

-La Semana Santa tiene su propio lenguaje, pero usted también tiene el suyo, ¿resulta complicado compaginarlos?

-Mi preocupación está en mi escultura. Quiero que sea contemporánea y, dado que se crea en este momento, ya lo es. En el caso de la Semana Santa, pretendo crear también un cartel contemporáneo para el año 2015. He realizado varios dibujos y ahora tengo que desprenderme del dibujo para llegar a hacer el cartel.

-¿Cuál es su relación con la Semana Santa de Zamora?

-Descubrí la Semana Santa de Zamora hace muchos años y tengo un recuerdo muy agradable. Hablo de hace treinta o más años. Probablemente la celebración no haya cambiado, pero Venancio, sí.

-La religión es una de las temáticas más importantes en su obra junto a la música y la tauromaquia, ¿qué significa para usted el hecho religioso?

-Para mí, el hecho religioso es la vida natural. No es fácil que una escultura guarde el sentimiento espiritual y ese es mi reto. Las primeras imágenes de tipo religioso que yo vi en mi vida fueron los santos de mi pueblo, Matilla de los Caños. Algunas eran magníficas esculturas. Cuando empiezas a dibujar y vas creciendo, valoras el hecho religioso y entiendes la obra de este tipo.

-Sería un orgullo para Zamora lucir una escultura suya y aquí gusta de manera especial el Cristo Yacente que ha participado en Las Edades del Hombre, ¿a usted también le gustaría?

-Zamora, Valladolid, Salamanca, Palencia? son ciudades que conozco desde pequeño y que en esta ciudad hubiera una escultura mía sería para mí muy bonito. Otra cosa es que coincidamos en qué obra queremos. Mi vida ha consistido en buscar formas nuevas para contar las cosas de siempre. Muchas veces, el artista se adelanta a la gente. Esto ha hecho que la propia Iglesia rechazara, en una ocasión, una de mis obras, algo que entiendo y respeto. Si Zamora quiere una escultura que a mí me apetece hacer y la resuelvo, estaría encantado. Me hace mucha ilusión encontrarme con una obra mía que me sorprende, pero si no la supe resolver, esa sensación es desagradable. La obra de arte nace en el artista y tiene que ser para él. De esa manera, el autor puede dar lo mejor de sí mismo a los demás. Si a este párrafo le quitas cualquier coma, nos quedamos sin escultura. También le quiero decir que los años que me quedan son para cerrar capítulos y apretar las tuercas.