El Colegio de Arquitectos colocará el próximo lunes sendas placas en dos edificios emblemáticos de la arquitectura del pasado siglo en Zamora: el de viviendas denominado La Torrecilla, obra de Lucas Espinosa y Adolfo Bobo, y otro del mismo año, 1964, el Centro Benéfico Social Divina Providencia de la calle La Reina, hoy colegio del mismo nombre, diseñado por Fray Francisco Coello de Portugal. Es La Fundación Docomomo (de las siglas en inglés de Documentación y Conservación de edificios y espacios del Movimiento Moderno) Ibérica la que propone, con motivo del Día de la Arquitectura 2014 la colocación de placas informativas en edificios paradigmáticos de la arquitectura moderna incluidos en los registros de esta entidad. De los doce zamoranos que figuran en este registro, este año se reconocen dos, uno propuesto por la Delegación Zamorana y otro por el Colegio regional, que este año correspondía a la provincia.

La colocación de placas informativas constituye "una llamada de atención sobre el Patrimonio del Siglo XX, cuya fragilidad requiere especial atención. Los nuevos edificios modernos que se empezaron a construir a partir de 1925 en España y Portugal no solo experimentaron nuevos programas y formas, sino que lo hicieron con nuevos materiales y tecnologías, poco ensayados hasta entonces. Su puesta al día y su adecuación a las normativas actuales han resultado, en ocasiones, en una merma de los valores patrimoniales de estos edificios. Por otra parte, por tratarse de un patrimonio extenso y muy reciente, es poco valorado por la sociedad y las administraciones responsables de su protección".

El decano del Colegio de Arquitectos, José María García de Acilu destaca el edificio La Torrecilla como una avanzada construcción para su época, sin duda un ejemplo de modernidad en la arquitectura de la ciudad. Sus autores, Lucas Espinosa y Adolfo Bobo, son autores de otros muchos edificios destacados en la ciudad, en los que apostaron por una arquitectura moderna.

Con respecto al inmueble de la Divina Providencia, como destaca la propia Fundación, "se caracteriza principalmente por su acertada respuesta al entorno en que se implanta, puesto que se trata de una pieza longitudinal de cinco alturas quebrada en un punto para asumir la curvatura de la calle. En ese quiebro se ubica un núcleo de escaleras internas tras un muro vertical de hormigón volado a partir de la planta baja. La fachada exterior más característica es la de la calle de la Reina".