Aunque el anuncio de su dimisión se hizo público a finales del pasado año, su marcha oficial y por escrito la rubricó el portavoz de Adeiza, Miguel Ángel Mateos, el pasado 1 de julio. "Hemos entendido que, desde su origen, se trataba de una politización partidista de la Fundación para asuntos muy concretos sin entender que la cultura no puede politizarse", lamenta Mateos. La gota que colmó el vaso fue la decisión "unilateral" de trasladar la sede al antiguo Consistorio, junto a la Plaza Mayor, una reubicación "que han tomado por su cuenta sin contar con los patronos a pesar de que no se trata de una decisión política, y ellos no saben diferenciar la Fundación de la política", arremetió en su día. A juicio de Mateos, "ni la publicitación, ni la difusión ni el conocimiento de la obra del insigne escultor, objetivo fundacional básico, ha alcanzado en este largo periplo la relevancia que merece el rico legado recibido", apunta, mientras que subraya que "ha imperado la propaganda y la exhibición política, no el trabajo técnico e intelectual que exige su obra". El portavoz de Adeiza deja claro que "no puedo participar en lo que no creo ni albergo la esperanza que, por el camino seguido, se modifique", a la vez que asegura que la decisión la toma "por respeto a la memoria de Baltasar Lobo, al que conocí y traté, porque traicionaría mis principios y su nombre".