"Es un castro señero, el de mayor extensión de la provincia de Zamora, con 23 hectáreas". El arqueólogo Jesús Carlos Misiego apunta la importancia del asentamiento de Las Labradas, en la localidad de Arrabalde, basándose en tres aspectos fundamentales. Por un lado sus 2.500 metros de murallas, por otro sus infraestructuras hidráulicas, "unos manantiales que se utilizaron para abastecer a una población que se concentró allí", y por último sus dos tesoros, "que nos hablan de gente de cierto poder, importantes en la escala social de esa época", subraya el arqueólogo.

En su conferencia, impartida dentro del Congreso Internacional de Fortificaciones en la Edad del Hierro, que se desarrolla hasta hoy en la capital, Misiego compara este castro con asentamientos tan destacados como el de Numancia. "Los romanos iban desalojando a los a los astures de los pequeños poblados y estos se agrupaban en lugares más grandes", argumenta. En el caso de Las Labradas, asegura que fue esa amplia población la que levantó las mencionadas murallas. "También desarrollaron los manantiales para poder utilizarlos, porque si se tiene agua, no tienes ningún tipo de dependencia y además se trataba de un cerro muy elevado", añade Misiego.

Otra comparación con el asentamiento soriano está en que se ubica en un lugar "privilegiado" para la defensa. "La diferencia es que no disponemos de tantos datos como con Numancia, porque se ha excavado menos, pero a grandes rasgos es lo mismo", reconoce. Finalmente, sobre los tesoros descubiertos, explica que "son elementos muy singulares, no los tenían cualquiera y los escondieron cuando surgió la amenaza romana, para que esas riquezas no se las robaran y con la idea de volver al asentamiento, porque era seguro. Aunque contra el ejército de Roma casi nada sobrevivió, era la fuerza contingente bélica del momento".

La Cuesta del Pico

En la segunda jornada del Congreso Internacional de Fortificaciones en la Edad del Hierro, organizado por la asociación científica y cultural Zamora Protohistórica, Raquel Portilla Casado, de la Universidad de Salamanca, explicó también la singularidad de otro asentamiento, el de la Cuesta del Pico, en Castrillo de la Guareña. "Es tan atípico porque no presenta ningún rasgo defensivo más que los propios naturales y llama la atención que en un lugar así hubiera ese asentamiento", razona. Solo con prospección, los expertos ya tienen mucho material de estudio, pero Portilla asegura que "queda mucho por descubrir" y espera que se pueda hacer pronto, con nuevas excavaciones. "Quizá entonces aparezca alguna fortificación", sugiere.