Llegó al universo de la forja un poco por casualidad, pues en un momento de su vida tuvo que elegir si cursar un módulo de esta disciplina o bien uno sobre maquillaje. «Siempre me ha gustado lo épico y el mundo pasado y opté por esta profesión porque me parecía más creativa. Es un oficio muy bello», asegura el zamorano que ha curso Talla de madera y Laboratorio de Imagen así como Artes Plásticas y Diseño en Forja Artística.

Una vez concluida su formación intentó encontrar un trabajo en algún taller de Zamora o de las provincias limítrofes, sin resultado. «En Zamora hay tres talleres funcionando, tienen su propia clientela, no precisan de más personal y no pretenden ampliar su mercado», enumera.

Ante esa situación se planteó poner en marcha su propia fragua. Carece de recursos económicos, no quería pedir un crédito por lo que optó por el crowdfunding o cooperación colectiva, un método que han utilizado Manuel Garrote y Aarón Martín para lograr la financiación para el trhiller «Catorce» o bien el grupo de música Ringorrango o la cantante Gema Hernández para publicar sus primeros discos. «Es una opción muy nueva y me llama mucho más que pedir un préstamo a un banco en la situación actual, aunque si no lo logro quizá recurra a un crédito ICO», subraya Miguel Bueno.

El artista optó por dar a conocer su proyecto de un taller de forja en la plataforma de micromecenazgo Verkami, que permite financiar proyectos a través de aportaciones de muchas personas que, a cambio, reciben compensaciones exclusivas en forma de productos. Inicialmente el emprendedor orientó la colaboración a aportaciones para «las buddy lamps», una originales lámparas con patas que se adapta a los deseos y necesidades de su dueño y que puede ser reconfiguradas tantas veces como se desee. «Son lámparas que se caracteriza por su simpatía y crean una empatía porque tienen patitas o puedes situarlas como caminando en función de tu estado de humor. Tengo una buena idea y solo me falta los medios técnicos para que las lámparas vean la luz», concreta el artesano que tiene claro que «el primer objetivo es alcanzar para pagar los gastos de la fabricación de las lámparas y la creación de una página web sencilla y poner en marcha un pequeño taller».

Además de las «budd lamps», cuyos pies le llevan más de una jornada de trabajo, Miguel Bueno también ofrece a sus mecenas, entre otras recompensas, desde un agradecimiento vía on line, por un euro, a imágenes de metal decorados con bocas, ojo o nariz, una linterna, por 20 euros, e incluso un bono-forja, válido para canjear por cualquier objeto o trabajo de forja una vez exista el taller. Para animar las contribuciones en la recta final de la propuesta ha querido abrir el abanico de las compensaciones a todo tipo de elementos realizados en hierro, desde percheros, candelabros, ceniceros, rejas, trofeos, objetos de películas, videojuegos y cómics, faroles botes para lápices, inventos, figuras decorativas, revisteros, espejos de pared, de pie o de mano, maceteros, tiradores, cerrojos y bisagras entre otros objetos.

Por el momento, a día de ayer, ha conseguido más de 1.300 euros de 28 colaboradores, pero precisa alcanzar los 2.500 en ocho días pues si no logra la cantidad fijada como objetivo no recibirá nada. «Espero conseguirlo, pues hasta el momento han colaborado personas de mi entorno o que han conocido la iniciativa a través de las redes sociales, solo un 5% son desconocidos», señala el artista que crea rosas con el hierro y que reconoce que el micromecenazgo «está dándome a conocer, algo fundamental porque quiero tener mi clientela y también estar presente en ferias de artesanía o mercados medievales además de vender a través de una web». Quien la sigue la consigue.