Su cuñado estuvo a punto de perder la vida, tras caer al suelo y golpearse en la cabeza, lesión que le mantuvo en coma tres días y obligó a intervenirle de urgencia quirúrgicamente, pero que en el Centro de Salud de Alcañices ni observaron, convencida la médica de que era «otro borracho», como le comentó a la enfermera, a la que dijo «todos nos tocan a nosotras», denuncia la familia del vecino de Ribas de Aliste, de 42 años, en coma y que hubo de ser operado de urgencia al día siguiente en el Hospital Universitario de Salamanca. A tenor del comportamiento de la doctora y también del servicio de emergencias del 112, que envió una ambulancia sin médico ni enfermera a Ribas, los familiares exigen que «se sancione debidamente la negligencia profesional cometida y que se adopten las medidas necesarias para evitar hechos similares en Alcañices en el futuro».

El herido estaba en un estado tan crítico tras la caída que ya en el Hospital Virgen de la Concha, al que llegó 14 horas después del accidente, «nos dijeron que fuéramos avisando a la familia», su vida peligraba, al descubrir que tenía un traumatismo craneal grave, agrega la familia. Para entonces el único tratamiento recibido había sido la administración de la vitamina B.12, la que se inyecta a las personas que acuden con síntomas de embriaguez extrema, cuando se está llegando al coma etílico.

La facultativa de Alcañices no tuvo en cuenta las indicaciones de los acompañantes del herido, entre ellos una enfermera, que insistieron en que se le examinara más a fondo por el fuerte golpe sufrido, de acuerdo con la versión de la familia del lesionado, que ha puesto una queja y reclamación en el Sacyl. En el escrito se dice que, «lejos de desarrollar su trabajo con la profesionalidad, eficacia y urgencia que la situación requería, actuaron con grave desidia y menospreciaron la gravedad del estado» del herido, «calificándole de borracho», «poniendo en grave riesgo la vida y salud» del mismo.

Según la denuncia, la médica de Alcañices «se limitó a una exploración superficial, tocando un poco la cabeza» del lesionado «y diciendo que no era nada», a pesar de que estaba «totalmente inconsciente» y sus amigos le tuvieron que introducir en el coche a rastras para regresar a su domicilio, donde le acostaron.

Precisamente fue la experiencia profesional de la amiga enfermera la que salvó de morir al hombre. Al visitarle hacia las ocho de la tarde se percató de que aquel no dormía, como creía su familia: Ya estaba en coma y con la parte derecha del cuerpo paralizada. También fue esta persona, quien consiguió que los servicios de emergencias del 112 accedieran a enviar una ambulancia con médico y enfermera hasta el pueblo, quienes decidieron el traslado urgente al Hospital Virgen de la Concha al apreciar la gravedad de la situación, de tal trascendencia que durante el trayecto a Zamora les salió al encuentro «una UVI móvil».

Un TC craneal urgente «evidenció hematoma epidural izquierdo, de modo que, en estado muy grave e intubado, se acordó derivar al hombre al Virgen de la Vega de Salamanca», donde el domingo se le operó con máxima rapidez para evacuar el hematoma, intervención de la que ha salido adelante, aunque «ni los médicos se lo creían».

Frente a la impecable praxis de los médicos del Complejo Hospitalario de Zamora y del Hospital Universitario de la ciudad charra, la familia del vecino de Ribas de Aliste contrapone el comportamiento que consideran poco profesional y tachan incluso de negligente, de la facultativa que estaba la madrugada del 7 de diciembre de guardia en el Centro de Salud de Alcañices.

Una práctica tan reprochable como la que tuvo el servicio de emergencias del 112 esa misma madrugada, denuncian los allegados al enfermo, puesto que al ser requerida por primera vez tras caerse desplomado en un salón lleno de gente y sufrir el fuerte golpe en la cabeza, «solo mandaron al conductor y a un acompañante, no vino ni un médico ni una enfermera». El vehículo no solo «tardó 45 minutos en llegar», sino que, además, los dos trabajadores desplazados, sin conocimientos acreditados para atender enfermos, fueron los encargados de introducir al herido en su interior. «Uno le cogió por los pies y otro por la cabeza para colocarle en la camilla, a pesar de que entre los presentes había un guardia civil y una enfermera que les recriminaron por no ser ese el procedimiento adecuado», agrega un familiar del lesionado.

El joven está todavía convaleciente y se desconocen las secuelas que puede tener. Empieza a mover la parte derecha de su cuerpo. La indignación por el comportamiento de la facultativa y el servicio del 112 sigue intacta entre la familia, que han hecho llegar ya la «más enérgica queja por la atención recibida, tanto por el conductor de la ambulancia y su acompañante, como por la médica» del Centro de Alcañices.