La denominada «delincuencia itinerante» se encuentra detrás de la gran mayoría de los robos que se registran en la capital, antaño obra de delincuentes comunes de la propia ciudad o la provincia -de sobra conocidos y controlados por la policía»- y en la actualidad perpetrados por bandas organizadas con sede en Madrid, que desplazan a sus integrantes, normalmente de nacionalidad extranjera, hasta ciudades próximas y bien comunicadas por autovía, lo que facilita la huida.

En Zamora el fin de semana pasado la Policía Nacional arrestó a cuatro individuos, de nacionalidad rumana y búlgara, como responsables de sustracciones en un vehículo (en las inmediaciones de la estación del ferrocarril), en una farmacias (una en la avenida de Galicia) y en una tienda de material informático (en la avenida de Cardenal Cisneros); y el intento en una pastelería.

Estas organizaciones de difícil desmantelamiento por su forma de operar, asentadas en Madrid y formadas por ciudadanos extranjeros residentes en esa capital, «reclutan a delincuentes muy especializados en robos», a los que envían como mínimo de dos en dos fuera de esa capital para cometer los delitos. «Al menos uno de ellos conoce la ciudad», en la que «ha localizado posibles objetivos», aquellos establecimientos a cuyo interior se puede acceder fácilmente porque carecen de sistema de seguridad (alarmas), explican expertos en la actuación contra la delincuencia.

Los habilidosos y avezados cacos también estudian el tipo de puertas y cerraduras que deberán reventar para poder robar. En establecimientos comerciales y de hostelería, buscan el amparo de la madrugada para efectuar los asaltos con mayor facilidad, sin arriesgarse a ser vistos.

En el caso de las viviendas, el delincuente vigila a los vecinos para conocer sus hábitos, saber cuándo entran y salen de casa, y determinar qué franja horaria es la mejor para actuar. Procuran robar las viviendas cuando no hay nadie en su interior para evitarse problemas. La estructura del portal y escaleras y, al igual que en el supuesto anterior, las cerraduras, también se analizan para saber cómo desmontarlas con la mayor rapidez posible. Los robos en viviendas se suelen llevar a cabo «por las mañanas o durante la tarde».

Los delincuentes suelen dejar el vehículo en el que se trasladan en un barrio de la periferia, como la madrugada del lunes pasado, cuando lo aparcaron en San José Obrero, en el paseo de Las Merinas, para atracar establecimientos de la avenida de Galicia o lugares no muy alejados. Ese turismo se utiliza para ir depositando los artículos robados, ya que los ladrones no entran en un único establecimiento, «entran en varios. Tampoco van solo en busca de un único artículo» (ropa, perfumes o calzado), como venía ocurriendo.

La Policía ha observado que también es frecuente que estas bandas envíen personas sin un objetivo concreto, «vienen a lo que salga, es decir, empiezan a transitar por la ciudad a pie», no en el coche en el que han viajado hasta Zamora, «y eligen establecimientos de forma aleatoria, roban lo que pillan, lo mismo en una farmacia que en un bar o en una pastelería». Cuando han obtenido un buen botín, regresan al vehículo estacionado para depositar los artículos.

Solo al dar por concluida su tarea suben al mismo turismo para dejar la ciudad, de vuelta a Madrid.