La zamorana Lola Fidalgo es una de las fundadoras de la Plataforma por la Permanencia de la Fundación Germán Sánchez Ruipérez en Salamanca.

-¿Cuál es su relación con la Fundación Sánchez Ruipérez?

-Como profesional de la educación tengo un contacto permanente con ella a través de diversas actividades y como madre he tenido mucha relación porque mis hijos son usuarios desde muy pequeños.

-A finales de mayo anunciaron el cierre de la sede de la Función en la ciudad charra.

-Me dejó desconcertada y no me lo creía. Desde la Fundación dicen que es una reestructuración necesaria, pero creo que lo que se está viendo ahora es otra cosa. En junio del pasado año despidieron a diez trabajadores y luego en diciembre, a dos más. Los usuarios desde hace muchos años percibimos que algo serio estaba pasando, pero no había ningún detonante para movilizarse, como luego sí ha pasado. Hablar de una biblioteca extramuros o de una reorganización de la Fundación es un eufemismo porque ya no quedan trabajadores en Salamanca.

-¿Qué hizo que naciera la plataforma?

-Inmaculada Hernández y yo, madres cuyos hijos son usuarios desde hace años, pensamos que había que hacer algo ante esa situación. Cuando nosotros empezamos a movernos otra compañera, Esther Carreño, abrió una firma on line para reivindicar la permanencia por encima de todo. Hemos conseguido ya más de 9.200 firmas en la web change.org. Esa misma persona coincidió con bibliotecarios y archiveros de Salamanca y otros profesionales de Madrid, que están publicando muchas cosas sobre el tema. Estos textos los leyó Miguel Battaner quien se interesó en formar parte de la iniciativa. No nos conocíamos entre todos nosotros y pensamos que lo mejor era organizar algún tipo de concentración. Decidimos promover una quedada lectora delante de la estatua que rinde homenaje a Germán Sánchez Ruipérez. En junio la concentración fue todos los sábados al mediodía en ese punto y la respuesta fue inmediata y estupenda. Nuestra finalidad es la permanencia del centro y que exista una implicación directa de los usuarios, de las instituciones, que hasta ahora han estado calladas, escritores y editores, entre otros colectivos.

-Pese a las vacaciones, el colectivo sigue activo.

-Sí. Una vez que la idea prendió entre la población nos mudamos en julio los viernes a la plaza del Liceo. La idea central es la reivindicación y la lectura, por lo que en las reuniones mezclamos cuentos con teatro o bien con música para lo que nos han ayudado el músico Javier Sierro y los narradores Carioca, Rafael Saldaña, Josetxu y Raúl Vacas. Además, Fernando Martos, el cuentacuentos zamorano, se ofreció a colaborar en alguna sesión y en la que él participó fue la primera que hicimos en el Ateneo de Salamanca, con el que hemos firmado un acuerdo de colaboración de actividades conjuntas en reivindicación por la continuidad de la Fundación. Ahora en agosto trabajamos en otros espacios privados de creación y a través de internet.

-Por el momento apoyan su reivindicación numerosos autores e incluso la Semana Negra de Gijón.

-Queremos que se unan más colectivos así como escritores, editores, traductores y educadores así como que entidades que tienen carácter cultural respalden nuestra reivindicación, pues nosotros no somos más que usuarios. El respaldo de la Semana Negra fue muy significativo y por el momento se han sumando escritores como Jordi Sierra i Fabra, Elvira Lindo, Gustavo Martín Garzo, entre otros, centros educativos de Salamanca, varias facultades de la Universidad de Salamanca, como la de Educación, de Traducción, Documentación y la de Filología, así como la Federación de Peñas Taurinas de Salamanca y el museo taurino de Salamanca, pues queríamos que el sentir popular estuviera presente. Desde Zamora se han unido la Biblioteca Pública del Estado, integrantes del Seminario Permanente Claudio Rodríguez, la Casa de Cultura González Allende de Toro o la Biblioteca Pública Municipal de Villamor de Campos o el narrador Fernando Martos, quien nos ha comentado que lo divulgará en septiembre en los centros educativos, o bien el escritor y traductor Juan Manuel Rodríguez Tobal.

-Muchas bibliotecas dependen de fondos públicos y algunas están cerrando por la disminución en las arcas públicas. La situación del centro de la Sánchez Ruipérez de Salamanca, en manos privadas, ¿se extenderá a otros territorios?

-Sí, desgraciadamente. Entiendo que los tiempos de crisis afectan a muchos aspectos pero fundamentalmente a los temas sociales y culturales. Ya se están cerrando muchos centros culturales e incluso el CSIC está en el punto de mira. Las bibliotecas no son un gasto, son una inversión a largo plazo y es necesario mantenerlas. Estamos viviendo un momento en el que se recentraliza la cultura en grandes instituciones que tienen que ver con los centros de difusión cultural. Es muy fácil mantener una estructura de difusión cultural cuando hay unas macroinstituciones que se hacen cargo y que tienen una influencia, pero las zonas de provincias y, sobre todo, el poniente están siendo acechados. Creo que existe una especie de política cultural que propicia el mantenimiento de las grandes estructuras, y no hablo no solo del Estado sino también de entidades privadas, y que no tiene inconveniente en aniquilar los centros presentes en provincias.