Visiblemente satisfechos y con la hipótesis de un futuro encuentro en la agenda clausuraron ayer los organizadores el congreso «Reencuentro e historia de la aljama de Zamora», que ha conseguido atraer a la ciudad a algunos de los mayores expertos en la cuestión sefardí y reivindicar el importante papel que tuvo la comunidad hebrea zamorana en el siglo XV, cuando las poblaciones del sur de la península iniciaron su declive. Sobre la mesa, dos ideas que precisan de la colaboración del Ayuntamiento: señalizar las dos juderías de la ciudad -la vieja y la nueva- y dedicar un espacio físico, una plaza, a algunos de los pensadores más destacados del momento, mérito que correspondería al rabino Isaac Campantón o al filósofo Abraham Saba.

Con las intervenciones de clausura a cargo de Leandro Rodríguez, Santiago Trancón, Virginia Labrador o Mario Sabán en la sala de conferencias del hotel NH, el coordinador del encuentro, Jesús Jambrina, destacó el «nivel científico» de la actividad. Para Jambrina, profesor americano de raíces zamoranas, el congreso ha conseguido «destacar la importancia de Zamora para Sefarad en el siglo XV» y reivindicar «la formación de algunos de los rabinos más importantes del momento».

Asimismo, el impulsor de esta reunión asegura que las ponencias han permitido dejar claro que «Zamora fue el centro intelectual más importante de la Castilla del siglo XV». Este congreso demuestra que «debemos perder el miedo a considerar evidencias que no sean puramente físicas o arqueológicas». Jambrina se refiere a las fuentes documentales como base de hipótesis de trabajo, como los textos escritos por los seguidores de Isaac Campantón, el gran rabino zamorano de la Baja Edad Media, que obtuvo el prestigioso título de Gaon de Castilla. Asimismo, el profesor de la Universidad de Viterbo (Wisconsin, Estados Unidos) precisa que en aquella época «frecuentemente se mezcló lo judío en Zamora con lo morisco» haciendo hincapié en que lo primero existió, pero no lo segundo.

Acerca de la participación de intelectuales y autoridades de la talla de Abraham Gross o Abraham Haim, Jesús Jambrina deja claro que «lo hemos conseguido por la pasión que estas personas tienen por su trabajo y por la cuestión sefardí». El organizador destaca que «todas las personas que han venido han corrido con todos sus gastos» aunque reconoce que, de repetirse, «tendríamos que buscar una fórmula distinta». Con todo, el coordinador destaca la «calidad científica y humana» de personas como Judith Cohen, Ruth Behar, Santiago Trancón, Leandro Rodríguez o los mencionados Haim y Gross.

Los organizadores subrayan que son muchos los participantes en la actividad durante estos tres días -con la jornada previa de Madrid- que «nos han pedido que este encuentro se repita». En efecto, existe una hipótesis de trabajo para celebrar «no el año que viene» pero sí en el futuro un nuevo simposio en la ciudad sobre la cuestión sefardí.

No es la única conclusión para el futuro. Los organizadores han tenido un encuentro con la alcaldesa de la ciudad, Rosa Valdeón, en el que «nos ha ofrecido la colaboración del Ayuntamiento para señalizar las dos juderías de la ciudad», la vieja en los Barrios Bajos y la nueva en La Lana. Este tipo de cartelería específica existe en ciudades como Toledo, cuna de las tres culturas, o Segovia, donde se halla perfectamente identificado y explicado el espacio de la comunidad hebrea. Junto esta primera iniciativa, «también hemos hablado de dedicar un espacio, una plaza, a algún destacado intelectual judío, como Isaac Campantón o Abraham Saba», detalla Jesús Jambrina.

Asimismo, la Diputación Provincial se comprometió a colaborar en la edición de las conclusiones del congreso, un libro que no será la única publicación que se derive del encuentro. En suma, Jambrina destaca que «hemos traído conocimiento a Zamora y eso es lo más importante». Además de la presencia de expertos de Estados Unidos, Cuba o Israel, «también hemos tenido participantes de La Coruña, Valencia o Zamora». Jambrina ha agradecido, asimismo, el papel de los medios de comunicación.