La ergonomía es una de las piezas fundamentales para contribuir a una mayor seguridad en el trabajo. Técnicas y herramientas sencillas que facilitan una mayor comodidad y que, «poco a poco», van implantándose en las empresas. José Antonio Tomás Royo, técnico del Laboratorio de Ergonomía de Mutua Universal en Pamplona, explicó estas ventajas en una jornada técnica desarrollada en el IES Universidad Laboral.

-¿En qué situación se encuentra en la actualidad la ergonomía?

-Es una disciplina que quizá esté un poco en segundo plano tras otras dentro de la prevención de riesgos laborales como son la seguridad o la higiene. La ergonomía es algo que debería estar en auge, en particular porque la mayoría de las enfermedades profesionales y accidentes de trabajo están relacionados con una falta de condiciones ergonómicas y carencias de todo tipo que nos van a provocar problemas por movimientos repetitivos o posturas forzadas.

-¿Cómo se puede mejorar esa situación?

-Primero hay que concienciar a las personas de que esto es un tema importante y segundo dar unas ideas de cómo poder intervenir y cómo poder empezar a atacar este aspecto del trabajo.

-¿Cuáles son las lesiones más habituales?

-Están siempre centradas en la parte baja y alta de la espalda. A continuación se habla de lesiones a nivel de cuello y en extremidades superiores, sobre todo en hombros, codos y muñecas.

-¿Y las profesiones que más sufren estos problemas?

-Por sectores, el industrial, construcción y agricultura son donde existen más posturas forzadas y esfuerzos excesivos. En otros como alimentación o automoción el riesgo está más enfocado al tema de movimientos repetitivos, como en el caso de los trabajos en cadena.

-¿El empresario necesita todavía concienciación para invertir en ergonomía?

-Sin duda, aunque hemos avanzado y se han hecho muchas cosas en seguridad e higiene. También hay que diferenciar el tipo de empresas, porque las de mayor número de trabajadores están un poco más avanzadas en este sentido. Pero todavía hay mucho trabajo por delante, sobre todo en sensibilizar a los empresarios como a los profesionales que se dedican a trabajar en el diseño de puestos de trabajo.

-¿Qué coste puede suponer para las empresas?

-Se podría decir que inversión cero. Hay medidas que solo dependen de cómo se hacen las cosas, no con qué se hacen. Para un problema manual de cargas con grandes pesos se debe poner un equipo manipulador que supondría una inversión, pero hay casos en los que simplemente con hacer esa manipulación de manera diferente el riesgo se reduce visiblemente.

-¿Los trabajadores, principales afectados, también necesitan ser educados en este sentido?

-Está claro que el empresario tiene que poner los medios pero en ocasiones aunque los tengamos el propio trabajador es reticente a los cambios. Tenemos que concienciar, educar y formar a todos.

-¿A qué se puede deber esta reticencia?

-No es que sea un cambio muy complicado, porque no estamos hablando de grandes medidas, pero hay que ser conscientes de que existen pequeñas cosas asociadas a un cambio de disposición, ya sea una manera diferente de atornillar o posicionar una caja. Hay cosas propias de las conductas y los hábitos del trabajador.

-¿Un argumento para el empresario sería hacerle ver que se trata de una inversión a largo plazo?

-Argumentos para hacer intervenciones ergonómicas hay muchos, no solo el de la salud, que es evidente. Existe el argumento económico, porque tanto el trabajador como el empresario pierden dinero, ya que las prestaciones salen de la Seguridad Social y es una bolsa que se acaba. Otro argumento sería el legal, ya que hay una ley de prevención en riesgos laborales que exige hacer cosas en ergonomía. También está el argumento de productividad. Existen estudios en los que se justifica y argumenta perfectamente que en función de las medidas ergonómicas que se implanten se va a producir un aumento en la productividad y una reducción en los costes para el empresario. En definitiva, hay muchas razones de peso para ver que se debe implantar e intervenir en estos aspectos.

-¿La legislación vigente se ajusta a la realidad en el trabajo?

-Hay poca normativa y muchos métodos y estudios y referencias. Ahora se está trabajando a nivel europeo para intentar establecer una serie de criterios para todos. Esperamos que en este año salgan documentos que nos permitan tener criterios para que todo el mundo pueda trabajar sobre esto.

-¿La crisis afecta a la hora de poner estas medidas en marcha?

-La crisis está afectando primero en que las bajas ya no son como antes. La gente antes de cogerse una se lo piensa y aguanta un poco más. Por otro lado, a la hora de intervenir y hacer inversiones se está parando el incluir cualquier tipo de actuación para mejorar los puestos de trabajo.

-¿La ergonomía es un aspecto que va más allá del trabajo?

-Sin duda, está aplicada a la vida cotidiana en aspectos que pasan desapercibidos, como llevar un carro de la compra, una tabla de planchar adaptada o los nuevos teclados y pantallas de ordenador. Tenemos muchos productos que están diseñados de forma ergonómica y que favorecen nuestra vida. Seguramente el reto es poder llevar todo esto al campo laboral, porque si no lo hacemos va a influir después en nuestra vida cotidiana.

Pamplona, 1969

José Antonio Tomás Royo estudió la carrera de Ingeniería Técnica Industrial en la Universidad de Navarra y en la actualidad desarrolla su trabajo en el Laboratorio de Ergonomía de la compañía Mutua Universal, ubicado en su Pamplona natal. Vinculado a este sector de la seguridad laboral desde hace trece años, reconoce que, aunque en principio el concepto «sonaba extraño», tanto empresas como trabajadores se están concienciando de su importancia. Ayer estuvo en Zamora para impartir un curso sobre «Los diez principios para el diseño ergonómico del puesto de trabajo».