Profesor de Proyectos Arquitectónicos en la Universidad de Valladolid, Ignacio Represa elogia el patrimonio diverso de Zamora, una ciudad que «siempre escojo para mostrársela a los alumnos porque no hay tal concentración de edificios de vanguardia en toda Castilla y León».

-¿Qué opina de la arquitectura de vanguardia en Zamora?

-De repente, esta ciudad ha construido una serie de edificios de primerísima línea como el Consultivo, el Museo de Zamora o la Fundación Rei Afonso Henriques. Un conjunto de la variedad, intensidad y calidad como el de aquí, no lo hay en toda Castilla y León.

-¿Qué tiene de especial el Consejo Consultivo?

-Alberto Campo defiende una línea de la arquitectura de una gran pureza, de una simplicidad formal absoluta y de una limpieza en los encuentros y en los materiales que es casi monástico en el sentido más hermoso del término. Cada cosa cumple su misión y no sobra ni falta nada. Es un tipo de diseño muy difícil de hacer aunque parezca sentilla y es complicada de apreciar por personas que no tengan especial conocimiento o sensibilidad hacia la arquitectura contemporánea. Aquí, el valor está en la ausencia y en el silencio.

-Pese a la dificultad de evitar competir con la Catedral...

-Un problema que resuelve muy bien envolviendo el edificio con un muro como una ciudad histórica, donde lo que hay en el interior se convierte en un enigma. Una solución interna la confrontación del cristal y del vidrio con la Catedral.

-¿Comienza el camino con la fusión de la Fundación Afonso?

-Empieza antes, con Alejandro de la Sota, el profesor de Manuel de las Casas y Campo Baeza, que también tiene un edificio aquí aunque un poco desconocido. Una arquitectura de formas puras y encuentros limpios, pura simplicidad.

-¿Qué le parece el Museo de Tuñón y Mansilla?

-Para mí la obra más importante de estos dos arquitectos, la que les lanza a la fama, la más intensa. Una arquitectura escondida entre las rocas generando esa «caja del tesoro» formalmente muy puro.

-Y sin embargo, no vale cualquier cosa. El edificio de Las Arcadas ha generado más dudas, ¿no cree?

-Es una gran pena porque el proyecto era muy bueno, muy bien dibujado, y cuando se ha construido ha dado ligeras variaciones que no generan la hermosura que debería. Así de difícil es la arquitectura.

-Románico, modernismo y ahora arquitectura contemporánea, ¿no debería ser esto un filón para las visitas?

-Los zamoranos empezarán a ver japoneses que acuden a observar esta arquitectura. Este tipo de turismo es de calidad, apreciamos igual lo medieval que lo nuevo. Y la gente no entenderá cómo se paran ante el edificio del Archivo Histórico.

-Quizá en el futuro, con la ausencia de dinero público, habrá un frenazo de este tipo de diseños, ¿no cree?

-Venimos de una época de fastos arquitectónicos, pero nunca equivocados y ahí está el ejemplo de Versalles y el turismo que genera hoy. Esto lo sabían muy bien los faraones egipcios: la arquitectura permanece.