La combinación del tratamiento farmacológico con terapias de estimulación cognitiva en los enfermos de alzhéimer es una excelente combinación para retrasar en unos años el avance de la enfermedad, como explica la subdirectora del área terapéutica de la Asociación de Familiares y Amigos de Enfermos de Alzheimer de Zamora, la psicóloga María Rodríguez.

-¿Cómo actúan las terapias de estimulación cognitiva con los enfermos de alzhéimer?

-Está demostrado y validado por la comunidad científica que el uso de este tipo de terapias combinado con el tratamiento farmacológico consigue los mejores resultados en la intervención de las demencias. Hay que tener en cuenta que son resultados que hacen referencia al mantenimiento de las capacidades, nunca se puede hablar de mejoría en estos casos.

-Aun así, ¿es un beneficio directo para el paciente?

-Con este tratamiento el enfermo puede ganar de dos a cuatro años más en el sentido de mantener su capacidad de comprensión, de emisión de lenguaje o de orientación. Y con todo ello lo que se gana es en calidad de vida. Lo que se consigue es contener en cierto sentido el avance de la enfermedad.

-¿Este beneficio es el mismo en pacientes de diferentes edades?

-La estimulación cognitiva está dirigida a cualquier enfermo con demencia, lo que pasa es que depende del tipo de enfermedad. Lo que hay que tener muy en cuenta es que siempre son terapias que deben ser aplicadas por profesionales. No podemos hablar de estimulación cognitiva cuando el enfermo en su hogar pinta o hace algunas cuentas. La estimulación debe tener una evaluación neuropsicológica previa, conocer cuál es el estado real del paciente, qué habilidades mantiene y cuáles ha perdido. A partir de ahí se diseña un plan de intervención específico para el paciente y se aplican estrategias y terapias muy personalizadas.

-¿Los pacientes son receptivos a este tipo de terapias?

-La experiencia es muy positiva. Nosotros en el centro trabajamos con 60 enfermos, divididos en grupos según su grado de deterioro. Ahora mismo estamos trabajando con una media de 10 a 15 talleres por sala y su respuesta es muy buena, aunque hay que saber que se trata esta enfermedad a partir de fases moderadas, por lo que no tienen conciencia de la propia de la situación, así que tampoco comprenden la necesidad de recibir una terapia. Esa circunstancia a a veces dificulta el tratamiento.

-¿Cómo se trabajan estas terapias en el centro de Zamora?

-Tenemos un estilo de trabajo muy personal, desarrollado sobre todo a través de la observación de las dificultades de esta enfermedad. Trabajamos mucho a nivel grupal, cuidando sobre todo la parte motivacional y emocional del enfermo, consiguiendo que lo que es el trabajo en grupo reduzca un poco la posibilidad de comprobar que no pueden hacer cosas. Nosotros evaluamos diariamente a cada uno de los enfermos tras su participación en las actividades y las variables de satisfacción y atención suelen ser altas.

-¿Siempre hay que utilizar este tipo de terapias como complemento de los tratamientos farmacológicos?

-Utilizar una sin la otra las dejaría cojas. La estimulación cognitiva se basa en el principio de la neuroplasticidad, como ya se ha demostrado. Por este motivo, la ayuda del fármaco a nivel fisiológico se complementa con la estimulación, que apoya a través de la propia exigencia ambiental. De ahí que haya que ofrecer estímulos adecuados para la persona que lo necesita.

-Todavía no hay solución para el Alzheimer pero ¿se puede combatir antes de los primeros síntomas con una estimulación cognitiva previa?

-Por supuesto. Como factores de prevención influyen la dieta, el ejercicio y la reducción del consumo de alcohol y tabaco, pero también una actividad social alta, unida a una actividad mental rica con ambientes estimulantes. Lo importante es mantenernos activos tanto mental como física y socialmente.

-¿Cuál es el primer paso que hay que dar cuando un familiar tiene esta enfermedad?

-A la hora de tener un enfermo de estas características es muy importante acudir a centros especializados para poder trabajar con ellos. Eso es fundamental.

-¿Desde la asociación también se tiene en cuenta a los familiares?

-Alternamos seminarios que tienen un carácter más informativo de distintas temáticas relacionadas con la enfermedad, desde la comunicación hasta la sexualidad, pasando por aspectos sanitarios o fisioterapéuticos, porque es una enfermedad que afecta a todas las áreas y capacidades de la persona. Estos se encuadran dentro del programa de atención a familias, pero sin saturarlas, porque ya tienen una sobrecarga importante. También tenemos talleres de carácter psicoeducativo, relacionados con el manejo de alteraciones conductuales. Estas charlas tienen un carácter más formativo, para ofrecer unas estrategias, practicar y adaptarlas a las necesidades de cada enfermo.

-¿La participación de los familiares es esencial para estos enfermos?

-El familiar es otro más junto con los profesionales. Recientemente una mujer de un enfermo me comentaba que aunque su marido tenía la enfermedad, la que la está sufriendo es ella. Con ellos hay que trabajar más porque incluso su propio estado psicológico influye a la hora de abordar determinados aspectos. Por eso también nos centramos mucho a nivel de grupo de terapia y con actividades de ocio y tiempo libre, que también lo necesitan.