José Martínez Núñez, cuyo imperio se desmorona sin remedio entre las presuntas de redes de corrupción tejidas entre el poder empresarial y el político, es prototipo de una clase empresarial que durante décadas rigió los negocios, en particular del sector de la construcción, y con él la economía de la región castellanoleonesa.

Presumía de «hombre hecho a sí mismo» y le gustaba alardear de sus orígenes humildes. Nacido en una aldea de Orense, a los 16 años se trasladó a Ponferrada, donde levantaría su grupo empresarial. La primera obra la hizo con 5.000 pesetas en el bolsillo y de ir de un lado a otro en bicicleta pasó a utilizar helicóptero privado. Más de una vez el helicóptero sobrevoló y aterrizó en Zamora, adonde acudía a compartir mesa y mantel con concejales del PP en elAyuntamiento mientras ponía en marcha dos grandes urbanizaciones, Parque Luz y Vista Alegre, a través de la promotora Proinsa, además de adjudicarse las obras del Palacio de Congresos de la Junta de Castilla y León.

Las dos últimas obras se vieron afectadas de lleno por el «pinchazo» inmobiliario que llevó a la constructora Teconsa a la quiebra en 2010. Las últimas propiedades de Proinsa en Zamora son unas parcelas situadas en Cardenal Cisneros sobre las que el juez acaba de fallar a favor del Ayuntamiento de la capital. Proinsa nunca llevó a cabo la urbanización proyectada y los terrenos revierten a la ciudad, así como los 223.000 euros que había depositado la empresa como fianza.

Proinsa era también la propietaria de terrenos a la entrada de la ciudad, en el sector conocido como Benedictinas, donde debería haberse

construido un centro de ocio y una residencia. Nunca se puso un ladrillo y las parcelas acabarían ligadas a la trama Gürtel. La constructora Teconsa fue investigada por su implicación en los pagos irregulares de la retransmisión a cargo de la radiotelevisión valenciana de la visita del Papa Benedicto XVI a la capital del Turia en 2006, que se adjudicó pese a su nula experiencia en imagen y sonido. Parte de esos pagos irregulares investigados y que fueron a parar al bolsillo de los imputados en la trama, utilizaron como tapadera los terrenos en Zamora, como publicó LA OPINIÓN-EL CORREO DE ZAMORA en diciembre de 2010.

El nombre de Teconsa también quedó asociado a presuntas adjudicaciones amañadas como la de la variante de Olleros deAlba (León), causa que finalmente quedó archivada y en la que también se investigó la participación del entonces consejero de Fomento, José Manuel

Fernández Santiago. Martínez Núñez era un hombre temido por sus enemigos. Se libró de otro proceso en el que se le acusaba de haber

conspirado para asesinar al exconsejero gallego José Cuiña, pero fue condenado en noviembre de 2012 a indemnizar con 500.000 euros a otro constructor de la competencia, Sindo Castro, por boicotear sus empresas entre los años 1996 y 1999.

Con la crisis y los escándalos que llegaron a continuación con el estallido del «caso Gürtel»,Martínez ya no era el todopoderoso empresario

que, desde la construcción extendió sus negocios hacia los medios de comunicación y la hostelería. Adquirió el Gran Hotel de Lugo, el Gran Hotel de Orense. Poseía participaciones en los periódicos «Diario de León» y, posteriormente, en la «Crónica de León», la «Gaceta de León», Vía Digital, Telefónica Cable Castilla y León y el Grupo Negocios. Presumía de su amistad con el presidente de la CEOE, JoséMaría Cuevas, uno de cuyos hijos ha sido detenido en la misma operación que los dos vástagos de Martínez Núñez, pero sobre todo de los contactos en el ámbito de la política. El fallecido Manuel Fraga asistió a la boda de su hija en Ponferrada, la actual presidenta de la Diputación de León y exconsejera de Economía Isabel Carrasco acudía con frecuencia a la casa de veraneo del empresario en Sanxenxo.

Tampoco faltan las voces que aseguran que Martínez Núñez era un generoso benefactor del PP, al que habría hecho sustanciosas donaciones. El fundador del grupo se desplazaba en helicóptero privado, así visitó Zamora para cerrar sus operaciones Las empresas de su grupo constructor facturaron en 1999 más de 35.000 millones de pesetas y a sus órdenes trabajaban 650 empleados. En esas fechas fue nombrado «Empresario del año» de León. La mayor parte del negocio se desarrollaba en Galicia y en Castilla y León. Diez años más tarde, con el «caso Gürtel» ya destapado, Teconsa entraba en concurso de acreedores con impagos por valor de más de 30 millones de euros. Es entonces cuando entra en escena Ángel de Cabo como comprador de la constructora.

De Cabo sería cabeza visible según la nueva investigación que parte de Santiago de Compostela, de un entramado que permitiría vaciar los recursos de empresas en quiebra. Su nombre aparece ligado a la suerte de Marsans, del expresidente de CEOE, Díaz Ferrán, o de Nueva Rumasa. Los hijos de Martínez Núñez siguieron en la empresa hasta la intervención policial que tuvo lugar ayer mismo. Quienes trabajaron directamente con el progenitor, José Martínez Núñez le acusan de utilizar «métodos dictatoriales» y señalan contrasentidos como el hecho de que presumiera de mecenas para la protección de Las Médulas y al mismo tiempo poseyera plantas de áridos en la misma zona que acumulaban denuncias por daños ecológicos. Pero hasta sus adversarios reconocen su extrema habilidad para conseguir el favor de los políticos. Tanto que algunos evitaban quedarse a solas con él. El presidente del Congreso, Jesús Posada que sucedió en 1989 a José María Aznar al frente de la Junta de Castilla y León, impuso que una persona de confianza estuviera presente durante una entrevista con el empresario de El Bierzo «para evitar conversaciones no deseadas», según publicó «El País» en enero de 2000.

Por tener, Martínez Núñez tenía hasta un «alter ego» con el que disputaba su supremacía en el mundo de la construcción leonés: José Luis

Ulibarri, el propietario de Begar, también quebrada. En la caída, ambos acabaron compartiendo algo más que la profesión: los dos están

imputados en la trama Gürtel y por tanto, el final de sus respectivos imperios se antoja similar.