«Espero que con el niño llegue el trabajo»

Rubén Jiménez Jiménez, padre de cinco hijos varones, lleva varios meses sin empleo

La tercera planta del Virgen de la Concha era ayer un constante ir y venir de visitas. Poco importaba que se tratara de un día festivo; de hecho, los que hasta allí se acercaban tenían algo mucho más importante que festejar que la llegada del Año Nuevo. En una de las habitaciones el bullicio era continuo gracias a cuatro hermanos, Moisés, de 12 años, los gemelos Aquilino y Rubén, de 10 y Enrique, de nueve. Todos ellos se acercaron ayer por la tarde a conocer al nuevo miembro de la familia, el pequeño Diego.

Su madre, Rocío López Jiménez, después de dejar a sus cuatro hijos con los abuelos, llegaba a las nueve de la noche al hospital Virgen de la Concha junto con su marido, Rubén Jiménez Jiménez, y tan solo cuatro horas después, a las 0.45 de la madrugada, nacía su nuevo hijo, otro varón, de parto natural. «Teníamos la esperanza de que esta vez llegara una niña, pero no ha podido ser. De todas maneras, estamos muy contentos», subrayaba el orgulloso padre.

No les vino de sorpresa la llegada de Diego, ya que su médico había calculado que nacería entre el 30 de diciembre y el 2 de enero. «Están los dos bien y eso es lo más importante», explicaba Rubén sobre el estado de su mujer y de su hijo, que llegó al mundo con 3,200 kilogramos de peso y 50 centímetros de altura.

Uno de los primeros bebés del año zamoranos más madrugadores de los últimos tiempos, impidió que sus padres pudieran disfrutar de la tradicional cena familiar de Nochevieja, al tener que salir de casa a las nueve de la noche, y que tomaran las habituales uvas de la suerte al son de las campanadas del reloj de la Puerta de Sol, pero este cambio de planes no molestó al matrimonio. «Quedarse sin uvas y sin cena se convierte en una alegría cuando es por cosas como esta», subrayaba el padre.

La felicidad de la llegada de Diego da un pequeño respiro a la familia Jiménez López, que vive en la localidad de Moraleja del Vino y que en los últimos meses no atraviesa por un buen momento, ya que el padre lleva tiempo en el paro. «Espero que con el niño llegue el trabajo», confía este cabeza de familia.

De hecho, Rubén Jiménez ha trabajado tanto en la venta ambulante como en cualquier tarea del campo que se le propusiera. «Hasta hace poco, siempre salía algún trabajo, era todo mucho más sencillo. Yo estoy dispuesto a trabajar en el lo que sea, no tengo problema por eso, pero es que ahora está muy complicado encontrar algo», reconoce. Su mujer Rocío también se encuentra sin trabajo en la actualidad.

Rubén Jiménez Jiménez y Rocío López Jiménez son los orgullosos padres de Diego Jiménez López, el primer zamorano de 2013, que llegó al mundo a las 0.45 horas de la madrugada. Nacido por parto natural y después de que su madre ingresara en el Virgen de la Concha a las 21.00 horas de la noche del día 31 de diciembre, tiene cuatro hermanos: Moisés, Aquilino, Rubén y Enrique.

«Los males se pasan cuando le ves la cara»

Yolanda Peláez da a luz sin epidural y después de tres horas y media en el paritorio

«Todavía lo mira un poco de reojo, con algo de celos», explica Rubén Valle Maestres sobre la primera impresión de su hija al visitar a su hermano recién nacido en el hospital. Y es que los Reyes Magos han adelantado su regalo de este año a la pequeña Inés Valle Peláez, de cuatro años y medio, quien dejó de ser hija única en la pasada Nochevieja. Ahora ya son una familia de cuatro con la llegada al mundo de Lucas, que nacía a las 21.20 horas del 31 de diciembre, convirtiéndose así en el último zamorano del año.

Como sus compañeros de planta, Rubén Jiménez y Rocío López, los padres del primer niño de 2013, esta pareja tampoco pudo estar presente en la cena familiar de Nochevieja. «Mi mujer pudo subir a planta a las once y media de la noche y lo único que pudimos hacer fue ver las campanadas por televisión, pero sin tomar las uvas», relata.

Ellos acudieron al hospital Virgen de la Concha a las cuatro de la tarde y dos horas después los sanitarios pasaban a la madre, Yolanda Peláez Bernardo, al paritorio. Tres horas y veinte minutos después llegaba al mundo Lucas, con 3,380 kilos de peso y 51,5 centímetros de longitud.

«Mi mujer se ha portado como una auténtica campeona», aseguraba el padre, ya que su hijo Lucas nació por parto natural y sin epidural, pues no dio tiempo a poner la anestesia. «Todos los males se pasan cuando le ves la cara al niño», aseguraba, aunque reconocía que su esposa estaba bastante cansada tras el parto. «El niño y ella están muy bien, porque hemos podido pasar una noche muy tranquila», agradecía. Todos recuperaron fuerzas durante la primera noche del año para recibir las habituales visitas de los familiares, entre ellas una muy especial, la de su hermana Inés, que ha pasado a convertirse en la hija mayor.

La situación laboral de esta familia que reside en la capital es algo mejor que la de los padres del primer bebé zamorano del año. Tanto el padre como la madre tienen un trabajo estable. Él en uno de los departamentos de Cáritas Diocesanas de Zamora y ella como administrativa en una empresa. «Por el momento trabajamos los dos aunque según está la situación actual nunca se sabe cuánto tiempo podrá durar ni qué va a pasar», reconoce Rubén Valle con cautela.

Dando gracias por su estado actual, en la jornada de ayer la pareja presentó de manera oficial al nuevo miembro de la familia a los más allegados y a los amigos que se acercaron hasta el Virgen de la Concha a conocer a Lucas Valle Peláez, quien les brindó a sus padres una Nochevieja diferente que recordarán durante toda su vida.

Lucas Valle Peláez ha sido el último bebé zamorano del pasado año 2012. Sus padres, Rubén Valle Maestres y Yolanda Peláez Bernardo, acudieron al hospital a las cuatro de la tarde y el pequeño nació pasadas las nueve de la noche. Tiene una hermana de cuatro años y medio que se llama Inés, quien acudió con el resto de la familia a primera hora de la mañana a conocerlo.