Como «una persona muy cercana» coincidieron en definir a Juan Vicente Herrera quienes estuvieron con él durante la visita que el presidente de la Junta de Castilla y León realizó al colegio Sancho II como parte de las actividades programadas por la inauguración del curso escolar.

José Prieto Ballestero, director del centro que alberga a 428 alumnos de entre 3 y 12 años, ofició de anfitrión durante el recorrido que se inició con una rápida mirada a la exposición de boletines informativos, revistas escolares y libros que el colegio edita, lo que dio pie a que Herrera se mostrara interesado en las actividades que se llevan a cabo para el fomento de la lectura.

Antes de iniciar la visita a las diferentes aulas, el presidente conversó con los representantes del AMPA interesándose por el índice de afiliación de los padres a la asociación: «Quedó muy complacido cuando le dijimos que en nuestro caso alcanza cerca del 90%», cuenta Valentín Román.

A los niños de cuatro años el presidente los encontró atareados dibujando una manzana y se entretuvo con ellos un buen rato preguntándoles sobre qué habían hecho durante las vacaciones y cómo se sentían en el colegio. El recorrido continuó por el aula de informática, donde reconoció que los jóvenes tienen mayor facilidad que los mayores para dominar los ordenadores. Luego se dirigió a la clase de idiomas en la que saludó y se despidió de los alumnos en inglés.

Al presidente de la Junta le llamó especialmente la atención un mural sobre el Camino de Santiago que decora la segunda planta del centro: «Dijo que era muy bonito y comentó que él había tenido la oportunidad de hacer varios tramos del camino», explica José Prieto.

Al compartir unos momentos con los alumnos de sexto año, Herrera aprovechó para decirles que al ser los mayores debían de dar ejemplo a sus demás compañeros y esforzarse al máximo. Con los chavales que se encontraban en el gimnasio se mostró muy relajado y el tema tratado no pudo ser otro que los equipos de fútbol.

Un momento anecdótico se vivió cuando el presidente de la Comunidad visitó el comedor. La cocinera, Josefa Vinuezaga, cuenta que le preguntó acerca del menú del día: «Le dije que había arroz a la cubana, pescado rebozado, ensalada y melocotón. Entonces él me dijo que encantado se quedaría a comer porque además le habían hablado muy bien de lo ricos que son mis platos».

Al despedirse Herrera tuvo una deferencia especial con todos los que lo habían acompañado. Al conserje, por ejemplo, le dijo que su labor era fundamental y que él aún recordaba el nombre de que trabajaba en su colegio que era Wenceslao. Antes de marchar manifestó que había quedado encantado con el centro, que le había parecido muy bonito y que había visto un ambiente muy bueno.