El obispo de Zamora, Gregorio Martínez Sacristán, instó ayer a «celebrar estas fiestas desde la fe» en el año de celebración de la Fe. «Llevando la armadura de la esperanza nada ni nadie nos logrará arrebatar esta esperanza que hay en nuestro corazón derivada del nacimiento del hijo de Dios en Belén» y pidió que «participemos de la caridad profunda y fraterna con nuestros semejantes, particularmente con los que sufren». «La caridad en este viaje hasta Belén nos hará descubrir en cada rostro enfermo, pobre o apabullado por la vida que en este rostro está Dios», sostuvo durante la homilía de la misa de Navidad concelebrada con numerosos integrantes del cabildo catedralicio y en la que cantó el Coro Sacro Jerónimo Aguado.

«La Navidad es una celebración festiva, gozosa porque un niño nos ha nacido y es para nosotros el signo claro de que Dios está con nosotros para siempre». «Celebramos la llegada del nacimiento de nuestro señor Jesucristo en Belén de María la Virgen y eso para nosotros los creyentes es motivo de gozo, de alegría, que no se sustenta con los gozos del exterior que ni se sustituye con una alegría mundana de tres al cuarto», subrayó el prelado que dio la bendición de indulgencias plenarias y que pidió a los numerosos asistentes que «el Niño Dios os abrace el corazón y permanezca en él».