Una bala perdida que salió accidentalmente de la pistola de un policía que perseguía a un ladrón, acabó con la vista de Danays Bautista a los cinco años de edad, en su Cuba natal: «No morí porque no tocó». Emigró a España, en la búsqueda de «un reto personal. Sentía necesidad de encontrar mi camino, demostrarme que podía tirar para adelante siendo una persona lo más autónoma posible lejos de mi familia». La emigración, dice, «es un hecho traumático», difícil, aunque «me facilitó mucho las cosas el hecho de conocer a tanta gente abierta, el apoyo emocional compensaba mucho» aquellos tiempos duros.

Se dedicó a la música en su país, dirigió dos grupos y grabó cuatro discos. Pero en España le tocó empezar de nuevo. Una nueva dificultad se cruzó en su camino en forma de trágico accidente: cayó a las vías del metro de la estación de Nueva Numancia y el tren le amputó un brazo, antes de ser rescatada por un valiente ciudadano. Esta vez tampoco era su hora, pero, como le sucedió de pequeña, le quedaron secuelas, ya que los médicos del Gregorio Marañón no pudieron reimplantarle el brazo. «No es un recuerdo que me subyugue, pero si lo que te dice la gente lo siente de verdad, es hermoso. Recuerdo perfectamente a aquel hombre, Manuel, ayudándome en el tren». El incidente colocó el nombre de Danays en primera plana de los medios de comunicación. A sus 37 años, no estaba dispuesta a tirar la toalla y, sin vista y sin brazo, la cubana siguió adelante.

Ha estado varias veces en Zamora. Una de ellas, en noviembre de 2011, para actuar en una cena a ciegas organizada en el hotel NH a beneficio de la asociación PAAT (perros de asistencia y animales de terapia) que dirigen Alberto Álvarez y Jane Kefford. Al terminar su actuación recibió como regalo a la perra Alma, un animal de guía que Danays no podía permitirse, por falta de medios y porque para acceder a los que proporciona la ONCE necesitaba tener la nacionalidad española.

En mayo, la cantante, rodeada de un grupo de músicos cubanos, ofrece un concierto, «Cubismo» en el colegio mayor de San Juan Evangelista de Madrid. Fue la base sobre la que se asienta su primer trabajo discográfico en España, «Live», presentado ayer en Madrid. Y más recientemente, Danays ha seguido, primero en Zamora con los adiestradores y ahora en solitario en Madrid, el proceso de adaptación a Alma, su perra guía: «fascinante, positiva, alegre y cariñosa». Los calificativos que la cubana dedica a su perra son casi los mismos con las que la definen a ella los que la conocen bien.

Alberto Álvarez confiesa que el proceso de adaptación de Danays a la perra no ha sido fácil, sobre todo al tener que manejarlo con un solo brazo. Pero, destaca de la cantante, «tiene un afán de superación que impresiona. Es una mujer especial».

Danays guarda un grato recuerdo de Zamora, ciudad a la que le gustaría volver, por ejemplo para «actuar en el festival de Jazz». Quizá por entonces ya no se encuentren aquí Alberto y Jane, que próximamente harán las maletas para irse a Australia. Dejan 30 perros entrenados ayudando a otras tantas personas.