El nombramiento, quizá la próxima semana, de Antonio Martín Alén como presidente de la Junta pro Semana Santa vendría a frenar el deterioro que sufre el órgano gestor, agravado con la moción de censura al último responsable, José Francisco González Poza. El dirigente de Las Capas deberá obtener un amplio respaldo y, después, quedará lo más difícil, que la Junta conquiste la estabilidad perdida en los últimos años.

Desde aquella moción de censura -González Poza perdió la confianza de la mayoría de las hermandades- tres comisiones gestoras han intentado enderezar la situación, se han sucedido las reuniones informales entre cofradías para redactar un nuevo estatuto de funcionamiento y se han propuesto dos candidatos. El primero de ellos, el responsable de la Vera Cruz Chano Lorenzo, renunció al cargo pese a contar con los votos suficientes y, tras la última asamblea, ha preferido hacerse a un lado ante la deriva de la situación.

De prosperar el segundo intento, la propuesta de Martín Alén, la Semana Santa salvaría «in extremis» la opción del comisario delegado del Obispado, una opción que nunca gustó a las cofradías, pero que daban por hecha tras la rocambolesca última asamblea extraordinaria, en la que las palabras «circo» y «espectáculo lamentable» eran pronunciadas por dirigentes semanasanteros y eclesiásticos.