Dos especies de galápagos, el europeo y el leproso habitan las aguas del río Duero a su paso por Zamora, de acuerdo con un interesante artículo sobre el particular publicado en un blog sobre la naturaleza de Zamora ( http://depaseoporlanaturaleza.blogspot.com.es).

El blog explica cómo se pueden diferencias las dos especies de galápagos que habitan en la capital, para lo cual hay que fijarse en el color de la cabeza, de las patas o de la cola. «El galápago europeo tiene un color oscuro manchado de pintas amarillas; por el contrario, el galápago leproso, es de color pardo oliva, sin pintas amarillas, aunque algunos conservan líneas naranjas o amarillas en la cabeza y las patas, sobre todo los juveniles. «Evidentemente hay otras formas más técnicas de diferenciarlos como el tamaño o la forma y color del caparazón».

Los dos tienen un crecimiento muy lento, por lo tanto alcanzan la madurez sexual muy tarde; los europeos a los 12-13 años en los machos y en las hembras a los 18-20 años. Por su parte en el leproso los machos lo hacen a los 6 ó 7 años y las hembras a los 10 años. Por lo tanto su proceso de cría es muy lento, explica el artículo.

Las hembras son más grandes que los machos y cuando salen del agua a hacer la puesta están muy expuestas a diversos peligros: «Es un momento crítico para ellas y para la conservación de la especie. «Las hembras harán un agujero, casi siempre de noche, en una zona protegida, cercana al agua, donde pondrán hasta 18 ó 20 huevos. Las puestas de huevos son un manjar para muchos otros animales como zorros o jabalíes que si las localizan darán buena cuenta de ellas». Se calcula que pueden llegar a desaparecer el 95% de los huevos o neonatos de una puesta de galápagos (tanto europeos como leprosos) «y eso, en una especie catalogada en España como vulnerable, es una tremenda pérdida».

En el blog se relata la historia de un aficionado que se encontró, hace tiempo, una puesta que presentaba mal estado, que recogió «para intentar sacarla adelante. Las puestas de los galápagos deben estar a una temperatura determinada, algo fundamental ya que, si la temperatura baja, se puede perder. Esa temperatura también va a determinar el sexo de los jóvenes galápagos ya que si baja de 28 grados se producen machos y a más de 29 grados, hembras. Por lo tanto, la temperatura, es básica para que la puesta llegue a buen fin».

Y lo logró. Salieron del huevo once pequeños galápagos leprosos «que no paraban ni un instante y que devolvió al lugar donde deberían de haber nacido sin problemas, al río Duero, donde los primeros años tendrán que tener mucho cuidado pues les acecharán multitud de peligros».

Los galápagos tienen actividad desde primavera hasta finales de octubre o principios de noviembre dependiendo de la temperatura; el resto del tiempo lo pasarán hibernando enterrados, se puede lleer en el mencionado blog sobre la naturaleza zamorana. «Los galápagos se activan por la mañana subiéndose a troncos o piedras para regular su temperatura. Ahí pasarán gran parte de la mañana si no son molestados y es ahí donde más y mejor se pueden ver en la orilla del río a su paso por Zamora. Si se ven amenazados se lanzarán al agua y se enterrarán en el fondo».

«Las poblaciones de galápagos van disminuyendo poco a poco. Los científicos exponen diversas razones de esta decadencia. Entre ellas destacan la destrucción de su hábitat, la introducción de especies exóticas y la fragmentación de sus poblaciones».

Especial cuidado recomienda con respecto a la introducción de especies exóticas: «Hay que tener sentido común y saber que está prohibido soltar tortugas alóctonas, es decir, de fuera de la península Ibérica, como son las tortugas de Florida, tanto de orejas amarillas como de orejas rojas, que se han convertido en un verdadero problema en determinadas zonas de nuestro país por las sueltas de estos animales por parte de personas que se han cansado de ellas y las han llevado a un río, charca o lago. Estas tortugas de Florida son especies invasoras y muy dañinas ya que se adaptan rápidamente y desplazan a los galápagos autóctonos, el europeo y el leproso, al compartir alimento, territorio y zonas de cría».

Aún así, el galápago sigue en nuestro río Duero. Cuando lo veáis en algún paseo recordar que es una especie vulnerable y, como tal, debemos de cuidar. El objetivo del blog (http://depaseoporlanaturaleza.blogspot.com.es) es «mostrar curiosidades de los habitantes de la naturaleza, sobre todo en Zamora (aunque no solamente en ella), mi provincia, donde poseemos una enorme biodiversidad».

Así, se pueden hallar otras entradas curiosas. Por ejemplo la última, sobre el desmán del Pirineo, un animal cuya apariencia semeja un cruce entre una rata y un topo. El autor asegura haberlo visto dos veces en el río Truchas, en Sanabria. Aparecen también artículos de interés para los amantes de la naturaleza, como uno dedicado a la temporada de gansos en las lagunas de Villafáfila y otro que habla del avistamiento de cotorras argentinas en localidades del entorno de la capital, aves exóticas que se trajeron a España como animal de compañía y que han acabado sueltas, quién sabe si porque han logrado escapar o porque sus dueños se cansaron de ellas y decidieron soltarlas.

Una de las interesantes entradas del blog de naturaleza zamorana está dedicada más globalmente a la multitud de especies de animales que pueblan el río Duero y sus orillas a su paso por la capital. El autor habla de «las aves y animales que te puedes encontrar un día cualquiera paseando por sus orillas, solamente hace falta tener un poco de suerte». Siguiendo el curso del Duero por su margen derecha, en el barrio de Olivares se pueden ver las garzas reales que, «en la isla de enfrente, tienen una buena colonia y que puedes ver prácticamente todo el año posadas en sus orillas o volando río arriba o río abajo. De vez en cuando alguna garza imperial se deja caer por allí. Los martinetes también son asiduos a esta zona así como las nutrias que al final del paseo, enfrente del desagüe, se pueden ver, con mucha suerte, por la mañana cruzando el río o algún martín pescador que con su azul metálico destacará como una luz o los somormujos, tan elegantes y llamativos». En los carrizos de todo este tramo «nos encontraremos con avetorillos, carriceros y gallinetas que van de unos a otros mientras los galápagos toman el sol. En las azudas se observa a las cigüeñas, los cormoranes, las garzas reales, garcillas bueyeras, garcetas grandes o comunes. También aparecerán andarríos grandes o chicos que buscan comida entre las pequeñas cascadas que oxigenan el agua del río. El artículo describe otra gran cantidad de especies del Duero.