Logro tras logro, el joven zamorano Miguel Ángel Pérez busca su deseado hueco en el mundo de la música. Un camino en el que ha merecido el «Premio Extraordinario de las enseñanzas profesionales de Música de la Comunidad de Castilla y León», que otorga la Consejería de Educación con el fin de reconocer a los alumnos que, gracias a su esfuerzo y dedicación, alcanzan unos resultados académicos excelentes al finalizar la formación.

-Acaba de recibir el Premio Extraordinario de las Enseñanzas Musicales de la Junta de Castilla y León y también ha sido galardonado por su excelente rendimiento escolar al finalizar la ESO. ¿Qué meta académica le queda por superar?

-Todavía estoy estudiando, hay muchas metas para superar, y nunca se deja de aprender. Siempre que llegas al final de un camino, continúas por otro. Académicamente me queda mucho todavía, y además, el límite se lo pone uno mismo, yo siempre voy a por todo, a superarme cada día.

-¿El esfuerzo llama a la suerte o ésta es más bien aleatoria?

-Sobre el tema de la suerte, creo que cada uno se la tiene que ganar. Es cierto que muchas veces influye estar en el lugar y momento adecuados (aunque hay que buscarlos, raramente aparecen por casualidad), pero sobre todo, hay que saber aprovechar al máximo en cada momento lo que tienes y esforzarte por un objetivo. El que no trabaja y se esfuerza a diario por conseguir algo, no lo consigue nunca.

-¿Ha apostado todas sus cartas a la música o queda un resquicio para dedicar su vida a otra disciplina?

-Aunque me gustan también otras carreras, no imagino mi vida sin la música. Puede que algún día estudie algo diferente también, porque me gusta saber de todo, pero de momento no entra en mis planes dedicar la vida a otras cosas, sí saber de ellas, porque el que se cierra solo en una no ve más allá, pero siempre siendo la música lo principal.

-Cuando una afición se convierte en una obligación, ¿pierde parte de su atractivo?

-Realmente no es una obligación, porque lo he elegido yo, y no pienso en estar obligado a hacerlo sino que me apetece hacerlo. Simplemente es pasar del nivel amateur al profesional. Eso le hace ganar en atractivo e interés, porque puedes profundizar en lo que más te gusta, y lo haces con ganas porque disfrutas con ello.

-¿De dónde y desde cuando le viene ese interés musical?

-Empecé con la música a los 3 años, tocando el piano, y a los 7 con el fagot. Sinceramente, no sé por qué, simplemente le dije a mis padres que quería aprender música y ellos me buscaron un sitio donde poder ir, les estoy muy agradecido. Así como a los profesores del Colegio Medalla Milagrosa y los del Conservatorio de Zamora, donde me he formado hasta llegar aquí.

-¿Cómo considera que le afecta a usted como músico la medida del Gobierno de gravar la cultura con el tipo más alto de IVA, al 21%?

-Pienso que en todos los países los Gobiernos deben promocionar la cultura y facilitar el acceso a la misma.

-¿Cómo están las cosas allí en este sentido?

-En el tema económico, Suiza no tiene nada que ver con el resto de países de Europa por ser un paraíso fiscal. Los sueldos son muy altos (salario mínimo son 3.500 euros al mes), pero también la vida es extremadamente cara (1 litro de aceite son 10 euros, aunque tengan el 8% de IVA). En relación a la cultura, aquí, en Alemania, o en Austria, ir a un concierto con una entrada para estar de pie es accesible para cualquiera, pero ir a un concierto sentado es para los que tienen bastante dinero, y después del concierto se hace mucho negocio, se venden CD, se hacen donaciones?, comercialmente la música es aquí como el deporte en España. Saben sacar dinero de todo, y saben combinar muy bien el fin cultural con el económico.

-¿Aprecia falta de conocimientos musicales entre los chicos de su edad?

-Sí, y no sólo en gente de mi edad. Muchas personas ven la música como algo aburrido o sin sentido. Quien me conoce sí lo entiende, sobre todo cuando te vas haciendo mayor y ven que va en serio, cuando te ven en la tele o en una orquesta profesional?, pero hay gente que no sabe por qué te gusta tocar o ir a escuchar un concierto, o te preguntan «¿Y qué vas a estudiar después?». Pienso que la falta de conocimiento muchas veces hace despreciar lo que hacen los demás, porque algunos no saben las horas que hay detrás, que te absorbe el 90% del día, y hay muy pocas vacaciones, porque hay mucha competencia.

-¿Qué circunstancias le llevan a trasladarse a Suiza para continuar con su formación musical?

-He venido a Lugano por el maestro de fagot, Gabor Meszaros. Es uno de los mejores del mundo ahora mismo, yo quería estudiar con él y él quería que fuera su alumno. Sobre el centro, el Conservatorio della Svizzera Italiana es uno de los más importantes de Suiza, junto con Basel y Zürich, y tiene un nivel muy alto en el resto de asignaturas, así que eso también me animó, además de conocer la forma de vida de Suiza, que es muy diferente a la española, y aprender muchos idiomas. Además, aquí estás metido en Europa, te llaman orquestas de diferentes países (por lo que tienes que viajar mucho), y se hacen muchos conciertos, por lo que coges mucha experiencia y vas entrando en el mundo laboral también.

-¿Qué diferencias aprecia entre la manera de abordar la enseñanza musical en España y en Suiza?

- Sobre la manera de enseñar música, la diferencia fundamental está en la importancia que dan aquí a escuchar, cantar, y tener ritmo interno. Hay una asignatura que se llama "Ascolto" en la que se trabaja esto ya desde pequeñitos. En España estas cosas quedan en segundo plano, y son fundamentales para tocar luego en orquesta. Sin embargo, respecto a materias más teóricas como Análisis, o Historia de la Música, mucha gente empieza el Bachelor aquí sin saber prácticamente nada, y nosotros ahí tenemos ventaja, porque lo hemos estudiado antes de salir fuera. En el Bachelor no es muy diferente la programación a la que hay en España, simplemente utilizan otros métodos para enseñarla, y la importancia de Ascolto es mucho mayor. Sin embargo, una diferencia importantísima es que España es de los pocos países de Europa que todavía no tiene el sistema de Bachelor-Master, por lo que para convalidar el título hay que hacer muchos papeles y se tarda un año. Además, el título de música pierde el carácter universitario unificado en toda Europa, menos España, por el plan Bolonia y en EE.UU. por este sistema de Bachelor-Master.

-¿Y en la promoción de la cultura?

- Aquí hay mucha más vida musical, no comparo con ciudades grandes como Madrid, donde también la hay, pero cada cantón tiene varias orquestas profesionales, con conciertos todas las semanas, y los auditorios se llenan siempre. Además, a la música y las letras, que en España están infravaloradas por muchos, aquí tienen la máxima importancia. La gente va a los conciertos como en otros países a los partidos de fútbol, y está todo mucho mejor pagado, con fundaciones que financian los conciertos, pagan giras de orquestas por diferentes países, del 18 de octubre al 7 de noviembre estuve de gira por Europa con la Philharmonic Orchester de la Animato Stiftung. En definitiva, se le da muchísima importancia a la cultura, y hay un gran mecanismo de promoción y mantenimiento de la misma. Se mima.

-¿Cree que en la actualidad hay que salir fuera de las fronteras del país para conseguir el respeto profesional?

- En la música, normalmente sí. No digo que no se pueda alcanzar el respeto profesional sin salir, por supuesto que se puede, y hay sitios allí, en España, de donde terminas los estudios muy bien preparado, pero salir de las fronteras hace que te abras a diferentes culturas y modos de ver la vida, te hace mucho más tolerante y maduro, y eso al volver se nota. Sin embargo, creo que hay poco reconocimiento, poca valoración por parte de muchas personas, y poco apoyo por parte de los organismos oficiales, a la gente que se lo merece, y esto sucede desde hace muchos años.

-¿Cómo ve su futuro en unos años?

- De momento tengo que terminar el Bachelor in Arts of Music, o sea la carrera, y luego haré el Master in Music Performance, que sirve para trabajar en orquesta o de solista, eso me llevará unos seis años en Lugano. Después quiero hacer el Master in Specialized Music Performance, que se conoce por el nombre de Solismo, e ingresar en alguna academia de una orquesta en Suiza, Alemania o Austria. Sin embargo, vamos a unos cinco concursos de solistas al año, más las audiciones de las orquestas, y nunca se sabe lo que te puede deparar eso, porque si gustas a alguien importante te puede cambiar todos los planes de futuro. A muy largo plazo no me importaría volver a España, es más, me gustaría, pero después de haber estudiado y trabajado en estos países.

-¿Algún deseo para el Año Nuevo?

-Muchos. El principal, que España salga de esta situación tan complicada, y que para todos, 2013 sea mejor que 2012.

Zamora, 1994

Miguel Ángel Pérez inicia sus estudios musicales con tan solo 4 años. A los 7 se matricula en el Conservatorio Profesional de Música de Zamora, en la especialidad de fagot. En el año 2005 ingresa en la Banda de Música de Zamora como fagot 2º, una formación que ganaría el «V Certamen Internacional de Bandas» de Ostrava (República Checa), como ganadora absoluta en todas las categorías. Ha participado en la Joven Orquesta Sinfónica de Valladolid (JOSVA), y es miembro del cuarteto Ebony&Silver, un grupo formado por flauta, oboe, clarinete y fagot al que dieron origen cuatro amigos que se conocieron mientras estudiaban en el Conservatorio. Ha ganado el premio a las enseñanzas de música de Castilla y León y el premio al rendimiento escolar al finalizar la educación básica.