La situación de enfrentamiento y desconcierto llegó anteanoche a tal punto que ni el Obispado ni las cofradías renunciaron al espectáculo público y notorio, en campo abierto, por imponer una solución a la crisis de la Junta pro Semana Santa. Tras la pulcra alocución inicial del vicario general José Miguel Matías Sampedro en la frustrada asamblea del lunes, el salón de actos se transformó por más de dos horas en el improvisado escenario de «Juego de Tronos», la exitosa serie fantástica del americano George R. R. Martin (Canción de hielo y fuego), una lucha de poder en un mundo imaginario.

Desde el «trono de hierro», el vicario intentó imponer desde el principio la fórmula estatutaria para elegir presidente y cerrar (en falso o no) la crisis. «Que cada cofradía escriba el nombre de dos candidatos en una papeleta, los más votados formarán la comisión que elija el presidente». Y en lugar atender el ruego de «responsabilidad», las cofradías idearon cómo devolver el órdago al representante del obispo: «Dejad la papeleta en blanco», era el mensaje más susurrado en la sala. A tal punto que las «familias» respondieron la estrategia con más de la mitad de los votos en blanco. No eran los «Lannister» ni los «Baratheon» de la novela, pero la Vera Cruz, el Silencio o el Vía Crucis plantaban cara a la Iglesia con el mismo vigor.

El desafío a la autoridad en el salón de actos se convirtió en un «asalto» al poder. «Rufo, ¿quiere formar parte de la comisión gestora?», preguntó Matías Sampedro al responsable del Silencio. «Déjeme explicar antes mis razones», le respondió el presidente. «No es necesario, ¿acepta o no?», le advirtió el responsable eclesial antes de dejar, al fin, que Martínez pudiera expresarse: «Estamos en un teatro del absurdo. Sabíamos a lo que veníamos, teníamos un pacto, pero a la hora de la verdad nos agazapamos detrás de un voto secreto. Antes y ahora, la única persona que ha manifestado que tiene fuerzas para liderar la Junta es Chano Lorenzo. Si se convoca una nueva gestora, nos vamos a dar con el mismo muro».

Pero el vicario se mostró fuertemente amarrado al «trono de hierro» y volvió a echar abajo la intención de la naciente comisión gestora de improvisar una asamblea para investir al presidente de la Vera Cruz. «Vamos a convocar una asamblea extraordinaria para dentro de quince minutos», espetaron. «No se acepta», zanjó Matías Sampedro.

«Utiliza un tono inquisidor», «esto es una vergüenza», «vaya espectáculo»... Ruido de sables en el país de la Semana Santa como fruto de una descarada lucha de poder, importa más quién y cómo gana la batalla por el «trono de hierro» que el futuro de la celebración.