Además de analizar el comportamiento de las empresas familiares, la investigación también se refirió a los emprendedores españoles y británicos para hallar las principales diferencias. En este sentido, «una de las diferencias encontrada es el mayor número de trámites burocráticos en España a lo hora de crear una empresa». Y no solo durante el alumbramiento de la compañía, sino que las trabas burocráticas permanecen en la fase de crecimiento de la empresa.

Asimismo, los economistas que han elaborado el estudio observan que las firmas españolas cuentan con técnicas para anticiparse a los cambios del mercado, una práctica «no tan común» en el caso de los ingleses, algo que responde, aseguran, al entorno «más hostil» que actualmente se da en España, uno de los países que peor lo está pasando en Europa.

Como conclusión, «la creación de un entorno favorable para que los emprendedores puedan desarrollar sus ideas, el apoyo a este colectivo y la visión de futuro» son aspectos reseñables en el caso británico. Por su parte, la creación de unas bases sólidas y las precauciones ante los vaivenes del entorno son «puntos fuertes a tener en cuenta de España», según muestra esta investigación.